Andrés Guerra
Miércoles, 26 de octubre 2016, 06:17
A Mario Casas le escuece como un jersey de esparto, y como a la inmensa mayoría de actores y actrices, entrar en respuestas íntimas. Pero es profesional y tampoco las rehúye. Juega a hacerse el distraído con el cierto aire de inocencia que sus 30 años le permiten. Aunque está bregado. Por segunda vez visitó el Festival de Sitges, en esta ocasión, para recibir el premio Bacardí Sitges al Espíritu Indomable, donde nos atendió.
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-¿Cuánto ha cambiado desde que pisó el Festival de Cine Fantástico por primera vez?
-Imagínate, era un renacuajo que presentaba Carne de neón, una película del gran Paco Cabezas.
-No tan renacuajo, hace seis años y era ya su quinta película, aunque el tiempo pase muy deprisa. ¿Le queda algo de indomable?
-Agradezco mucho este premio pero yo ya tengo poco de indomable. Lo fui, pero ahora estoy domado. Quizá por la edad, las experiencias vividas... No es que haya cambiado mucho, pero sí estoy más tranquilo, por el trabajo sobre todo. Eso sí te cambia la vida.
(Más información en Mujerhoy.com)
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