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La boda imaginaria de Ana Boyer

La boda imaginaria de Ana Boyer

Fernando Verdasco y la hija de Isabel Preysler desmienten a través de Twitter su compromiso

Arantza Furundarena

Sábado, 23 de julio 2016, 08:56

Estos ni pueden prometer ni se prometen. De compromiso nada de nada. O sea, lo normal en una chica de 27 años y un chico de 32 que llevan solo nueve meses conviviendo. Lo que pasa es que cuando ese chico y esa chica son famosos, apenas acaban de intercambiar los teléfonos y ya les están preguntando por la fecha de la boda... Porque el negocio redondo de la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) tiene que seguir rodando. Ana Boyer y Fernando Verdasco utilizaron ayer sus perfiles sociales para lanzar un desmentido conjunto: no se casan. «Para contestar las preguntas que nos están haciendo al respecto, queremos aclarar que la noticia sobre nuestra boda es falsa. Gracias!», colgaron los dos en el mismo sitio (Twitter) y a la misma hora (la media noche del jueves), e incluso con los mismos puntos y comas. Así que sincronizados y compenetrados están, al menos para la cosa de no casarse.

El desmentido respondía a una noticia publicada horas antes en el portal Vanitatis. En ella se aseguraba que el tenista le había pedido matrimonio a la hija menor de Isabel Preysler, que el bodón era inminente, que la novia ya estaba buscando fecha y lugar de celebración y que ambas familias estaban al corriente... En un verano tan virtual como este, donde mucha gente asegura ir por la calle cazando criaturas que no existen (y nadie se ha planteado encerrarlos), no es tan raro que algún periodista acabe visualizando una boda imaginaria. Sin embargo, la autora de la noticia, Paloma Barrientos, apoyándose en sus fuentes (amistades de Verdasco) sigue sosteniendo que la proposición ha existido. Según su versión, los novios lo niegan para esperar a la petición oficial de mano, que será presumiblemente en navidades.

A estas alturas resulta difícil apostar por quién se casará antes, si la hija con Verdasco o la madre con Vargas Llosa. Y si una de estas dos bodas o las dos serán antes o después de que tengamos gobierno o terceras elecciones... Además, ¿a quién va a pedirle la mano Verdasco? ¿A Isabel Preysler? Pero si ya se la dio (la suya, y encantada) en el funeral del pobre Boyer... Que, por cierto, si el superministro levantara la cabeza se iba a encontrar con una familia más irreconocible que la España de Alfonso Guerra. No resucitar al tercer día a veces tiene sus ventajas.

Verdasco, con muchos más seguidores que su novia en Twitter, ha recibido 30 veces más me gusta que ella a la noticia de su no boda, lo cual demuestra que un montón de chicas se alegran de que no se case. Esto explica un poco el tormento que ha vivido Feliciano López (se le acumulaba el trabajo). La cuenta de la hija menor de Isabel Preysler la preside una foto en la que aparece tumbada sobre el borde (muy borde) de una infinity pool luciendo una escultural silueta. La de Verdasco es un impresionante paisaje de Gstaad. Y eso que el tenista se tuvo que retirar el martes del torneo suizo, antes incluso de debutar, por problemas en una pierna.

Ana, tal vez la más Preysler de las Hijas de Isabel S.A., cuida mucho su imagen (tanto que a veces se diría que vive para ella) y aunque aprobó con nota dos carrerones y pasa por tener un cociente intelectual superior a la suma resultante de los de Sharon Stone y Jodie Foster, parece haber descubierto que el mundo de la imagen (cuanto más hueca mejor) aporta hoy día una rentabilidad muy superior al de la ciencia... Así que suele colgar en las redes reflexiones de tanto calado como estas: «No quiero salir del agua con este calor» o «Feliz con mi helado». Eso sí, cuando de verdad se vaya a casar no lo anunciará en Twitter. Se lo venderá en exclusiva a ¡Hola!

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