«La crisis de los 40 es cosa de hombres»

Arantxa del Sol (Madrid, 1972) no está retirada de la vida pública pero sí un tanto alejada por decisión propia. Vive en Córdoba, a una hora y media en AVE de Madrid, y realiza trabajos puntuales, pero vive centrada en su marido, el torero Finito de Córdoba, y sus dos hijos, Lucía y Juan. Y tan feliz. La distancia que la separa de Asturias, donde viven sus padres, se acorta a golpe de escapada.

Del Norte y el Sur. ¿Mujer de extremos?

Debe ser. No me imaginaba yo que iba a a acabar en Córdoba. En Madrid está el trabajo, pero estoy a hora y media en el AVE, así que tampoco es retirarse demasiado. En esta etapa estábamos buscando calidad de vida. Para mi marido aquí es más fácil movilizarse y los niños están mucho mejor.

¿Echa de menos la primera línea?

Depende. Echo de menos la televisión. Pero ahora tengo un proyecto muy apetecible. Es para 101 Televisión, un canal en Málaga, pero que tiene cobertura en todo el Sur. Es un magazín, estoy ilusionada con el proyecto. Seguramente se estrenará en verano pero todavía no hay fechas. Espero sentirme bien.

¿Hacer tele es como andar en bicicleta?¿No se olvida?

Quizá sí, pero también he hecho muchas presentaciones de marcas, así que tampoco he tenido tiempo de olvidarme.

Usted triunfó en la tele de los noventa, bien diferente a la de hoy.

Muy diferente... La verdad es que fue una época que marcó una etapa, una cadena como Telecinco, muy influenciada por el estilo italiano, pero era una televisión inofensiva, llena de alegría, de color, de escenarios bonitos, ballets... Eso se aleja bastante de lo de hoy. Sí que echo de menos aquella etapa, aunque hay cosas que sí han mejorado, como que cada vez se hace mejor ficción.

De Vivan los novios a Mujeres, hombres y viceversa. Casi nada.

Un gran ejemplo. Lo nuestro era mucho más naif, más ingenuo, más explícito.

¿La veo asustada?

¡Debe ser la edad! Y que tengo ahí una adolescente en breve. Asustada no, pero sí sorprendida. Sí que me preocupa como madre el mensaje.

¿Le preocupa lo que ven sus hijos en la tele?

Sí, me preocupa. Lo bueno de la buena televisión es que también tienes mucho donde elegir, con la programación a la carta puedes ver lo que quieras. Yo me he hecho adicta al cine, a las series...

¿Pero tiene programas vetados en casa?

No me gusta hablar de vetos nunca, mi hija tiene criterio.

Antes hablaba de la edad. ¿Sintió la crisis de los cuarenta?

Eso es más cosa de hombres, dicen. Nosotras no tenemos (risas).

¿Para estar guapa hay que sufrir?

A veces sí, a veces he sufrido, pero no me importa. Lo cierto es que engolarnos en tacones de aguja y vestidos tan estrechos y movernos con gracia un puntito de masoquismo sí tiene, sí. Pero yo no me quejo, tengo la suerte de contar con los profesionales de Hedonai que me cuidan mucho y me hacen sufrir poco.

¿Con qué sufre más?

Hoy con los tacones. ¡Ahí sí que los noto, los cuarenta!

Es embajadora de Hedonai, hace presentaciones, ha hecho tele, ha trabajado como actriz en televisión y teatro. ¿Con qué se queda?

La verdad es que me gustan todos los medios. Me he movido bien y me encontrado bien en todos, solo en el cine he pasado casi de puntillas. Pero donde me he sentido mejor y donde más gratificaciones he tenido es en la televisión, tanto en la ficción como en la faceta de presentadora.

¿Su futuro es televisado?

No me cierro a nada. Pero sí, mi próximo proyecto lo es.

Pero creo que le apetece trabajar como actriz en alguna serie.

Sí. Lo que pasa a veces es que es un poco difícil cuando vienes de una etapa de televisión y cuando, por circunstancias, como el cuidado de mis hijos, me he alejado. Es muy dificil volver. En las productoras, los directores de casting tienden a encasillarte y etiquetarte, en ese sentido me ha costado mucho siempre. La última serie que hice fue en 2006, ya ha llovido bastante. No sé lo que pasa, pero yo voy a seguir dando la batalla.

¿Cómo ve España con todo este lío político?

Estoy bastante preocupada. Me ha interesado la política en la medida justa, pero ahora sí que la sigo mucho más. No paro de sorprenderme de cómo funciona este país y la cantidad de oportunistas que hay en cuanto a la política se refiere. He visto pocos políticos de verdad que piensen en el bien común.

¿No tendrá usted dinero en Panamá?

¡Ya me gustaría!

¿Ser mujer de torero es más duro ahora que años atrás? ¿Los tiempos han cambiado?

Sí. Los he visto cambiar. He visto años dorados y tiempos muy afectados por la crisis. Los toros se han utilizado como argumento político y eso ha hecho mucho daño. Todo lo que tenga que ver con España se ha utilizado políticamente.

¿Le afecta?

Al final tampoco son tantos los que critican. Hacen más ruido porque son más intolerantes, pero realmente a la hora de la verdad no son tantos. Pero sí me preocupa, lo están utilizando como argumento político y la onda expansiva ha sido mucha.

¿Le afecta más ir a la plaza cuando torea Finito?

He ido muchas veces a la plaza. Hay momentos que lo paso muy mal, y momentos en que también he podido disfrutar con las faenas de mi marido. Yo prefiero estar allí. Tocaremos madera y que siga disfrutando de lo que le hace feliz.

Dicen que su niño apunta maneras.

Sí, le encanta desde pequeño. Su padre jamás ha puesto ninguna intención, pero se fija muchísimo, es muy observador. Es una calcomanía de su padre. Va en los genes.

¿Le gustaría que se dedicara al toreo?

Para nada. Sí me gustaría que lo respetara, que se arrancara con el arte de su padre, pero no que fuera una profesión. Es durísima. Y más ahora. Si ya es duro como mujer, como madre no lo quiero ni pensar.

¿Viene mucho por Asturias?

Sí. Mis padres viven allí. Siempre que podemos nos hacemos escapadas. Por san Antonio, en fiestas, a Cangas de Onís, por Navidad... Me encanta y he contagiado a mi familia cordobesa la pasión por Asturias.