Patricia Llosa y Mario Vargas Llosa estuvieron casados durante más de 50 años.

Vargas Llosa pide el divorcio

El escritor inicia los trámites con vistas a casarse con Isabel Preysler

ester requena

Miércoles, 18 de noviembre 2015, 00:08

Isabel Preysler ya se encuentra un pasito más cerca del que será su cuarto matrimonio. Mario Vargas Llosa ha presentado la demanda de divorcio para convertirse lo antes posible en un hombre soltero. Lo ha hecho en España pese a que ahora mismo se encuentra en Nueva York dando clases en la Universidad de Princeton. Otra cosa es lo que tarde en resolverse el entuerto, que tiene visos de no ser precisamente de común acuerdo con la fortuna que hay en juego y el despecho de su ya expareja.

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Patricia Llosa se mantiene en absoluto silencio desde que saltase a la opinión pública la relación entre la reina de corazones y el premio Nobel. Pero todo apunta a que peleará por su parte del patrimonio del escritor, con el que ha pasado sus últimos 50 años. Sus hijos han hecho piña en torno a ella, que recibió primero con incredulidad y luego con pena, el flechazo de su todavía marido.

Tras pasar el verano en España, Patricia ha decidido poner tierra de por medio e instalarse en Perú, lejos de miradas indiscretas. También del bombardeo de imágenes de la feliz pareja paseando su amor por todo tipo de saraos a ambos lados del charco. Como ocurrió hace unas semanas con el homenaje que la Sociedad Hispánica de América ofreció al literato por su contribución a las artes y las culturas hispanas en Nueva York.

A distancia

Entonces ya se rumoreaba con los planes de boda. Normal cuando todas las parejas que se le han conocido a Isabel Preysler han terminado pasando por la vicaría. «Antes de casarnos Mario tiene que pasar por el divorcio, y todavía falta un poquito», comentaba hace poco la reina de corazones. Pero su intención podría hacerse realidad antes de lo esperado y lograr que a sus 79 años (en marzo cumple 80) el escritor dé su tercer sí, quiero.

Por lo pronto la pareja vive ahora su amor separada, aunque la socialité viaja con frecuencia a Estados Unidos. Eso sí, una vez termine la estancia del Nobel en Princeton está previsto que él se instale en el casoplón de Isabel Preysler en Puerta de Hierro, que está a la venta. Un nidito de amor desde el que afrontarán juntos el divorcio.

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