Yolanda Veiga
Martes, 13 de octubre 2015, 08:38
No era un acto para subir nota, pero tampoco para desbaratar la media. El desfile de la Fiesta Nacional es una coreografía con los pasos ensayados y medidos. Y los Reyes y las infantas, en su papel de perfectos (y obligados) anfitriones, no se salieron un milímetro.
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Así que anécdotas, pocas. La más vistosa, que el chófer que conducía el Rolls-Royce en el que iban los Reyes se parecía físicamente mucho a don Felipe cuando llevaba barba. Bajaron ellos del coche, y las niñas de otro que venía detrás. Marcando las diferencias con don Juan Carlos, que no involucró tanto a sus hijos en esta jornada. «Las infantas Leonor y Sofía han estado todo el tiempo con los Reyes y han saludado a las mismas personas. Juan Carlos nunca llevó a las infantas, y a veces tampoco al príncipe. Ellos esperaban en otro lado. De los saludos se encargaban solo él y la Reina Sofía». El detalle lo apunta Gerardo Correas, presidente de la Escuela Internacional de Protocolo de Madrid.
Cuatro personas no son dos, pero aún así no hubo barullo al estrechar manos. Hay un decreto real que establece el orden. Primero el Rey, luego la Reina, en tercer lugar la infanta Leonor y cerrando la comitiva real la infanta Sofía (como si los numerásemos del uno al cuatro). Visualmente se aprecia en las fotos. Salen de dos en dos, «don Felipe a la derecha de doña Sofía, siempre un poco más adelantado que ella». Y lo mismo con las niñas: «la Princesa de Asturias, a la derecha de su hermana». Juntas para no hacer diferencias, pero cada una en su sitio, aunque en alguna imagen se las ve en el orden invertido. «Ellas ayudan mucho porque se portan muy bien. Han estado muy sonrientes, saludando».
La Reina también. «Se la ha visto muy pendiente de sus hijas, muy sonrientes, nada incómoda». Sobre ella también hay siempre muchos ojos. De ahí la sobriedad... en el gesto y en el atuendo. Hoy ha vuelto a confiar en su modisto de cabecera, Felipe Varela, que le viste en las grandes ocasiones y en otras medianas, y ha lucido un modelo en doble crepe de lana de color azul marino hasta la rodilla, decorado con cinta de terciopelo en azul noche y chaqueta a juego y un moño bajo postizo; él llevaba el uniforme de capitán general. Las niñas, en un estilo que ya han hecho muy reconocible, han llevado vestidos parecidos (y el mismo peinado, con trenza) y también de una firma 'de confianza', Nanos, una compañía gallega a la que ya han recurrido otras veces. La infanta Leonor llevaba un «vestido viella marino» (159,90 euros) y su hermana Sofía uno «viella gris» (149,90). Las dos con chaqueta y leotardos, look otoñal aunque a mediodía pasaban de los 20 grados en el centro de Madrid. «La vestimenta ha sido adecuada» valora Correas, que considera logrado el objetivo: «Han querido que sea un acto especial, festivo, quitando sangre a la disputa política».
Es el tercer desfile que preside don Felipe pero parecen uno solo. «No es un acto nada difícil, todo está claramente determinado y no se deja nada a la improvisación. Él lo hace muy bien».
40 minutos de saludos
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Cerrando el programa de actos, la recepción en el Palacio Real, con 1.600 invitados. El besamanos real (aquí ya no han participado sus hijas) se ha alargado 40 minutos, aunque el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha amortizado muy bien el segundo y medio que le correspondía a cada asistente. Encabezando la comitiva política, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y la ausencia del dirigente de Podemos, Pablo Iglesias («estará picando piedra o dando de comer a los pobres», ironizó el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz). Además de presidentes autonómicos (no fueron Artur Mas, Íñigo Urkullu y Uxue Barkos) y alcaldes (Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, ha aplaudido que el acto «se ha abierto a la sociedad civil»), rostros conocidos como el de presentadora Mariló Montero o el periodista José Ribagorda. Montero volvió a apostar por un modelo en blanco, como ya hiciera en el besamanos de la proclamación de Felipe VI. Entonces protagonizó el chascarrillo de la jornada al pillar las cámaras al entonces Jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, mirando a la presentadora de TVE, que lucía un vestido por la rodilla con transparencias. Esta vez ha optado por un sobrio traje de chaqueta y pantalón.
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