Secciones
Servicios
Destacamos
irma cuesta
Martes, 24 de marzo 2015, 04:09
Cuentan que un buen día, poco después de las elecciones europeas que contra todo pronóstico encumbraron a Podemos, a la compañera del líder revelación del panorama político nacional se le escapó un rotundo: «Nos hemos jodido la vida». Quizá exagerara un poco, pero lo cierto es que, desde entonces, a Tania Sánchez (Madrid, 1979) la ha pasado de todo. Por si los problemas políticos no fueran suficientes, un mes después de dejar Izquierda Unida, y apenas tres desde que fuera elegida candidata a la Comunidad de Madrid tras librar una despiadada batalla interna, la activista y el televisivo Pablo Iglesias han decidido poner fin a su relación. Aprovecharon el domingo, y el enorme revuelo de las elecciones andaluzas, para anunciar a través de Facebook que, aunque siguen queriéndose y admirándose como el primer día, en adelante no seguirán juntos.
La despedida. Tania y Pablo pasaron el fin de año juntos en la casa que él tiene cerca de la sierra de Gredos, en Ávila. Allí podrían haber comenzado a hablar de la separación.
Cada uno en su casa. Siempre han dicho que les gustaba mantener su propio espacio. Ella vive en un dúplex de 80 metros en Rivas y él con su perra en el Puente de Vallecas, de modo que todo seguirá igual.
Sin terceras personas. El entorno de Pablo ha rechazado una posible relación del político con Dina Bousselham, una marroquí de 24 años que trabaja con él en la Eurocámara.
La pareja más mediática del momento se separa con un escueto: «Escribimos esto para evitar rumores y debates mal intencionados, y os pedimos respeto: los asuntos personales no deberían ser objeto de debate público, aunque los protagonicen personas públicas». Una declaración de intenciones que aderezan con un: «Nos queremos mucho, nos respetamos, somos compañeros y compartimos las mismas aspiraciones de cambio político, por las que seguiremos trabajando. Simplemente ya no somos pareja». Y unos cuantos piropos del tipo: «Tania: la mujer más valiente que conozco y a la que más admiro», «Pablo, el hombre que lo cambió todo y al que más admiro», propios del mejor de los corridos mexicanos.
Hecho el anuncio, mientras algunos analistas políticos se aventuran a explicar la ruptura sentimental de la pareja en términos de estrategia geopolítica, otros se limitan a asegurar que ha sido «una cuestión de distancia». Una cosa parece cierta: desde que Pablo se convirtió en eurodiputado, además de máximo responsable de Podemos, y la activista se embarcó en su propia contienda dentro de Izquierda Unida, no ha habido tiempo para casi nada. Nadie discute tampoco que Tania, pese a contar con una larga trayectoria política, se ha visto arrollada por el fenómeno Iglesias. Tantos años de lucha para que un buen día llegues a Televisión Española y te presenten como la novia del líder de Podemos no puede sentarle bien a nadie.
Hombres
Si algo le ha sobrado a Tania durante estos últimos meses son hombres. Hombres como su padre, Raúl Sánchez Herranz, concejal de Deportes de Rivas Vaciamadrid el municipio en el que sigue viviendo la exlíder de IU, y uno de esos políticos de trayectoria cuasi vitalicia que se parece bastante a lo que su ya exyerno califica de casta. Sánchez Herranz ha sostenido las riendas de prácticamente todas las áreas de gobierno imaginables desde que en 1999 entró en el ayuntamiento madrileño. Fue él quien ayudó a Tania a escribir las primeras líneas de su fulgurante trayectoria política nombrándola asesora del grupo municipal de IU a los 24 años, de participación ciudadana a los 26 y concejal de Cultura a los 28; pero también quien ha estado a punto de desbaratarla el día que trascendió que el veterano responsable de Deportes había firmado los expedientes de contratación de una cooperativa en la que estaba su hijo y que sumaron la nada desdeñable cantidad de 1,2 millones de euros. Que ella se sentara en una de las mesas en las que se aprobaron algunos de esos contratos ayudó a elevar el asunto a la categoría de escándalo político-mediático.
También le ha sobrado su hermano. Héctor Sánchez, con quien la excandidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid dice no hablarse desde hace tiempo, resultó ser el administrador único de la empresa AUPA con la que el Ayuntamiento de Rivas hizo negocios siendo ella concejala. Suficiente para una oposición ávida de sangre que ya ha dejado el asunto en manos de los tribunales y la ha colocado a los pies de una imputación por malversación, prevaricación y tráfico de influencias.
No ha pasado un año desde aquel 25 de mayo que encumbró a Pablo Iglesias; y mientras él camina con la vista puesta en las próximas elecciones generales y sortea como puede toda suerte de contingencias, ella no levanta cabeza.
Aún así, la ya exnovia del «hombre que lo cambió todo» asegura que no tiene ninguna intención de irse a su casa; que no dejará la política y que todos sus pasos van encaminados a un solo objetivo: garantizar que su proyecto político siga adelante. Un proyecto que, al menos de momento, no la colocará en ninguna lista de Podemos, aunque probablemente tampoco la lleve muy lejos de allí.
Tania debió sospechar que la política es casi tan emocionante como la guerra, y no menos peligrosa, el día que presintió que todo aquello la jodería la vida.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.