La duquesa de Alba: su última visita a Asturias entre piropos y gritos a favor de la República

La duquesa de Alba , fallecida a los 88 años en su sevillano Palacio de Dueñas, recordó en 2006 la última vez que había estado con la tuna de la Universidad de Oviedo, hacía 41 años, y los "cuarentunos" cantaron y bailaron como si los años no hubieran pasado por ellos.

En el edificio histórico de la Universidad de Oviedo le impusieron la beca, y en el balcón del Ayuntamiento, Cayetana Fitz-James Stuart y Silva esperó la anunciada ronda. Antes había recordado a Rocío Jurado: «Yo la quería mucho, era una gran artista y sobre todo una gran persona», dijo. No quiso hablar sobre la petición de nulidad matrimonial de su hija Eugenia, inmersa en aquel momento en el proceso de separación de Francisco Rivera Ordóñez, pero cumplió el papel de madrina con creces.

El presidente de la Asociación de Antiguos Tunos de la Universidad de Oviedo, Ángel González Lago, no la dejó ni un solo momento. Para ambos era una ocasión especial. Se conocieron en 1965 y ayer «retrocedimos 41 años en nuestras vidas. Era un momento muy bonito, y nosotros muy jóvenes», añoró Lago, «el tuno más jovial», según reza en una de las cintas de su capa.

La duquesa atendió a las decenas de tunos y curiosos que la pararon. Con todos se hizo fotos. Le gritaron «¡guapa!» unos, y «¡Viva la república!» otros. Los segundos, un grupo que brindaba por la reforma agraria en España y Bolivia.

A Cayetana no pareció preocuparle demasiado. En el balcón consistorial, con la ausencia del alcalde, escuchó clásicos de las rondallas como "Clavelitos", su preferida, "La mujer morena", o "Compostelana". Todas conocidas para los "cuarentunos" que vinieron de distintas universidades españolas. Hasta los de la Universidad Nacional Autónoma de México cantaban tan tradicionales piezas.

No fue la única ocasión en la que Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, estuvo en Asturias en los últimos años. En 2002 había visitado la capital asturiana, pero por motivos de salud. Fue para acudir a la clínica Fernández-Vega, donde donde se sometió a una exploración ocular y fue atendida por el doctor Luis Fernández Vega.

Y así fue su visita a Oviedo en 1965, recogida en el NO-DO