La 'reina madre' rejuvenece física y estilísticamente

Sigue siendo la misma Paloma Rocasolano que todos los españoles conocimos hace ya más de diez años. Aunque parece otra. A sus 62 años, la madre de la Reina luce rejuvenecida, como se puede apreciar en la foto de la derecha. Nos dimos cuenta en los últimos premios Príncipe de Asturias, en los que brilló con luz propia. Y no solo por su peinado ondulado a lo Rita Hayworth o el elegante conjunto en blanco y negro de Felipe Varela. Paloma Rocasolano ha sufrido una metamorfosis total... y dicen que por obra y gracia de unos retoques estéticos, además de una acertada ayuda para mejorar su fondo de armario.

Los especialistas creen que la delegada sindicalista de enfermería se habría realizado una rinoplastia para afinar levemente la nariz. También que habría pasado por un 'lipofilling', que consiste en inyectar en la cara grasa proveniente de una liposucción. Unas intervenciones tras las que se encontrarían, según apuntan algunas fuentes, las manos de Antonio de la Fuente, el mismo médico al que acudiría la Reina Letizia.

El tratamiento rejuvenecedor se habría completado con rellenos de ácido hialurónico en los pómulos y algún que otro pinchazo de bótox para suavizar las incómodas arrugas en la frente y las temidas patas de gallo. Sin olvidar un paso por la peluquería para aclararse el color de la melena y decir adiós a los pequeños rizos que lucía hace una década, cuando dejó de ser una persona anónima.

A esta metamorfosis ha contribuido también el 'otro' Felipe de su hija, Felipe Varela. Su 'flechazo' con el modista comenzó en la boda real, cuando el ahora diseñador de cabecera de la Reina recibió el encargo de vestir a las mujeres de la familia Ortiz Rocasolano. Tan contentas quedaron que desde entonces la matriarca le ha sido fiel en las grandes ocasiones, al igual que su hija.

Esta mezcla de 'lipofilling', bótox y trajes de diseño ha dado como resultado lo que ven aquí arriba. Nada que ver con el cambio radical de Renee Zellweger. Rocasolano ha seguido más el ejemplo de otra reina, la de corazones, Isabel Preysler.