YLANDA VEIGA
Sábado, 13 de septiembre 2014, 09:50
No es lo que se dice una fiesta de cumpleaños, pero el cargo está por encima de festejos privados. La Reina Letizia cumple el 15 de septiembre 42 años, lunes, día de escuela... En su agenda pública, la entrega del Premio Luis Carandell de Periodismo Parlamentario (el Rey recibirá al presidente de Filipinas). Un examen, otro más. La fiscalización a la que le somete la prensa empezó con el cacareado Déjame hablar al Príncipe el día de la pedida y se ha intensificado desde el 19 de junio, cuando Felipe VI se proclamó Rey de España. Doña Letizia ha aprobado en el arranque como Reina y ha logrado que solo se le echen encima por los pantalones vaqueros rotos que llevó un día de agosto al cine (vieron Lucy, de Scarlett Johansson). A la sudadera de 79 euros que llevó ayer, en el primer día de cole de las niñas, ni un pero. «Se puede ir juvenil y deportiva y nadie la ha criticado nunca por llevar vaqueros, pero esos rotos... Hasta la prensa inglesa, que siempre aplaude su forma de vestir, le dio cera en ese caso», censura Fernando Rayón, especialista en asuntos de la Corona.
Publicidad
A simple vista lo del pantalón parece solo una mala elección. Pero siendo la Reina la lectura es otra. La hace Ricardo Mateos, historiador, experto en realeza europea y autor de La familia de la Reina Sofía. «Da una imagen excesivamente juvenil y desenfadada, y eso hay que medirlo un poco porque la Monarquía es una institución de movimientos muy lentos y de esencia conservadora. A doña Letizia le falta apostura, creérselo un poco más». Y hace referencia al viaje oficial que hicieron los Reyes en julio a Marruecos. «La esposa del Rey Mohamed vistió caftán y lució esmeraldas, pero ella apareció lánguida. No se trata solo ser Reina, también de parecerlo, y aunque ha dicho públicamente que odia las joyas de vez en cuando te tienes que poner una banda, una tiara... Me gusta mucho el modelo Letizia pero le falta una forma un poco más hiératica de estar, no tensa, pero sí más compuesta».
En la línea de la Reina Sofía. «La comparación es inevitable. Ella le dio altura a la instutición, se convirtió en un icono y dejó el listón elevadísimo. Y eso que cuando llegó lo tenía todo en contra, más que Letizia. La llamaban la griega, la alemana, y la alta burguesía la despreciaba», pone en antecedentes el periodista Emilio Oliva, que escribió La Reina habla de su vida.
¿Y de ahí a la Reina ejemplar? Pues mucho recorrido, empezando por un tour por provincias, donde los nuevos Reyes trataron de reconciliar a los españoles de los 70 con una Monarquía que muchos no habían ni conocido, relata María José Rubio, historiadora y autora de Reinas de España: De Maria Luisa Gabriela de Saboya a Letizia Ortiz (La Esfera de los Libros). «Juan Carlos y Sofía estaban muy solos y ella fue un puntal en la imagen de la institución en esos años porque se acercaba a la gente, se mezclaba con ellos y aportaba empatía. Cuando empezó con la beneficencia, creció su popularidad. Logró ser carismática con el pueblo, pero a la vez distante».
20 minutos con un amigo
Una distancia que, coinciden los especialistas, la actual Reina no ha medido todavía bien. «A doña Sofía le ha faltado calor y a doña Letizia le falta boato. Tratar de tú a todo el mundo lleva a que la gente le diga por la calle: ¿Qué tal, Leti?. No es que eso sea una falta de respeto a su persona, pero sí al papel que representa. Todos decimos Leti y la Reina Sofía, y eso es muy significativo», puntualiza Mateos. Y rescata una anécdota reciente: «Este verano los Reyes fueron a un acto a Girona. Al acabar don Felipe tuvo un segundo para todos los asistentes, pero ella estuvo veinte minutos charlando con un amigo. Con un amigo quedas para tomar un café, pero a los actos oficiales te va a tocar mucho pesado al lado y le tienes que hablar. Cuando se casó la nieta de Franco con el duque de Cádiz en el 72, doña Sofía, que no era reina aún, dijo: Va a venir la princesa de Suecia, que habla poco. Hay que darle conversación».
Publicidad
Pero ella nació en una familia de Reyes es la primogénita del rey Pablo I de Grecia y la reina Federica y aprendió las reglas del protocolo, «el gran carcelero de estos cargos», casi a la vez que a leer y a escribir. Su nuera, sin embargo, tuvo que empezar de cero, y le costó. «Letizia ha dado siempre una imagen de rebeldía, de un inconformismo extraño, de no adaptarse bien al protocolo». «Es inteligente, ambiciosa y buena gestora, pero su cargo es fundamentalmente simbólico, inútil en un sentido práctico. No requiere saber, solo representar, mantener la distancia, vestir de una determinada manera... En definitiva, generar una sensación de reina que a ella le cuesta. Letizia es más culta que Máxima de Holanda, pero Máxima parece una reina y a Letizia no la veo sentada en el trono», dice Mateos.
Igual que no ve a Máxima de Holanda apoyada en una valla, comiendo pipas con los guardaespaldas, como se vio Letizia en una ocasión, o haciendo un desplante público a su marido. «En un acto oficial y se pudo leer de sus labios: Déjame en paz. Eso la Reina Sofía no lo habría hecho jamás. Es más, hace dos años don Juan Carlos perdió un papel en un discurso, fue ella a apostillar, él la apartó y la Reina aguantó estoicamente».
Publicidad
Dos actitudes antagónicas... pero algunos puntos en común. Ambas se casaron por amor y han dado contenido a un cargo que no lo tenía, recuerda María José Rubio. «La Constitución no dice nada de los deberes de la reina. Podían haber sido dos marujas, quedarse de brazos cruzados en casa y hacer el papel de florero». Ni una, ni otra. La Reina Sofía empezó en los años 90 una actividad cultural y benéfica que ha ido intensificando, con asiduas visitas al Teatro Real, encuentros con científicos y premios Nobel que no han trascendido a la prensa y viajes en solitario a zonas desfavorecidas. «En un viaje a Vietnam, cuando las cámaras y los periodistas no estaban, doña Sofía fue a un hospital donde había niños afectados por el napalm, con unas malformaciones terribles. Es imprecionante cómo los cogía en brazos y los besaba. Se convirtió en la embajadora de la cooperación española y en el Ministerio de Exteriores estaban felices porque dejaba una estela magnífica y mejoraba las relaciones entre los países», apunta Emilio Oliva. Doña Letizia «también aprovechará cualquier espacio de actividad que le dejen. Está muy implicada con las enfermedades raras y con los asuntos de la juventud. Y en su etapa de Princesa de Asturias mostró gran interés por los asuntos científicos. Ella y don Felipe organizaban reuniones en el Cesic y si él es preguntón, ella es doblemente preguntona».
Sin dama de Palacio
Además de la inquietud intelectual, doña Sofía y doña Letizia comparten otro rasgo: «la protección hacia sus hijos es clavadita. Nunca han usado el recurso fácil de despertar la ternura aprovechando que tienen una hija mona», les reconoce Emilio Oliva. «No quieren ser una señora que es Reina, sino mamá». Y para preservar ese espacio han renunciado a la corte. «Sofía tenía obsesión por que no hubiera gente a su alrededor y prescindió de la dama de Palacio, que era una señora de compañía que llevaba el bolso de las niñas, que recogía los ramos de flores que les daban... Al principio había una persona que se sentaba a la mesa con ellos por si necesitaban algo, y ella no lo soportaba porque no podía hablar con su marido y sus hijos, así que rompió con eso». Por estos detalles se enemistó con la alta burguesía, el sector que peor mira a la actual reina. «En los ambientes aristocráticos no pueden con ella, seguro que la miran por encima del hombro. Se la ve más cómoda con los progresistas». Dice el protocolo real que «una Reina no tiene opinión». Evidentemente la tiene. El reto de Letizia será que no se note.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.