ARANTZA FURUNDARENA
Jueves, 14 de junio 2018, 16:18
Este verano la Campos podría haber encontrado a su propio Mister Big. Big era esa especie de príncipe azul que le volvía loca (en sentido literal) a Carrie Bradshaw en la serie 'Sexo en Nueva York'. Solo que allí el apodo de Big venía de grande, en inglés, porque el hombre era un tiarrón, y aquí Big viene de Bigote... Bueno, mejor, no. Que María Teresa no quiere que le llamemos así. Prefiere que nos refiramos a él como Edmundo. Normal. Lo de Bigote no resiste una escena romántica. No imagino a nadie diciendo: «¡Bésame, Bigote!», sin sucumbir a un ataque de risa totalmente incompatible con el beso... Tú dices: «Bigote, te amo», y se te suicida la libido. Edmundo en cambio pone mucho más. Suena a culebrón de altura, a Conde de Montecristo. ¿Y a quién no le gusta sentirse Mercedes de vez en cuando?
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Ellos no lo quieren confirmar, pero lo de la Campos y Bigote Arrocet podría ser el romance otoñal del verano. Y ya era hora porque, desde que la duquesa y Carabantes se liaron la manta a la cabeza, no habíamos vuelto a tener un respiro. Todos los idilios veraniegos parecían protagonizados por replicantes: modelos y futbolistas, veinteañeros o a lo sumo treintañeros de cuerpos esculturales que nos estaban llevando a pensar que el amor, como aquel país, no es para viejos. Campos y Arrocet además todavía no han llegado a la vejez. A sus 73 años (ella) y 64 (él) están viviendo una segunda adolescencia y tienen tanto derecho a enamorarse como Justin Bieber y Selena Gomez. La pareja ya ha sido retratada dándose un 'pico' en Gran Canaria, al borde del mar. Y una no camina hasta el final del muelle y se sienta allí con los pies colgando para besar a un amigo.
Striptease de flequillo
Bigote o Edmundo tiene de bueno que el humor se le supone, aunque también es verdad que hay cómicos muy torturados (el pobre Robin Williams, por ejemplo). Ahora María Teresa podrá despejar (o habrá despejado ya) una duda que a mí me corroe desde la infancia... Si el chileno Arrocet habla como Cantinflas también en la intimidad. Ella, desde luego en el ámbito privado es de lo más coherente, porque ahí también practica el 'revival' que predica en el plató. Hasta se lleva el trabajo a casa... Y es que Bigote, con sus legendarias intervenciones en el 'Un, dos, tres', su 'Mayrucha' y su 'piticlín, piticlín' es puro 'vintage', una reliquia viviente de aquel tiempo tan feliz.
No. A nadie le cuesta imaginarse a Bigote Arrocet y a la Campos como pareja sentimental. Mucho más difícil es imaginar como pareja artística a la Pantoja y a su hijo Kiko y sin embargo José Luis Moreno lo ha visto. Tal vez lo que le haya seducido a Moreno de Kiko es que canta como un muñeco de ventrílocuo. Madre e hijo están dando muchísimo que hablar con su (digamos) actuación en una gala que Moreno tituló 'Sábado Sensacional' como podría haber titulado 'Sábado Sabadete', y se habría quedado tan ancho.
El programa se emitió el sábado pasado, pero podría haberse emitido un sábado de hace 25 años y nadie habría notado la diferencia (salvo que Paquirrín ya se afeita). Lo mejor de dicha gala, aparte de la manifiesta descoordinación entre madre e hijo, fue que Pantoja, de tanto levantarse la bata de cola, hizo un 'laurapausini' y enseñó hasta el cartón del bingo, que diría Chiquito. Ahora esa imagen incendia la red junto con el 'laurapausini' de Bigote Arrocet. En su caso, un striptease solo de flequillo para arriba. La culpa la tuvo un traicionero golpe de viento que despeinó al humorista y dejó al descubierto otro tipo de cartón.
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