Vocación, curiosidad, ganas de aprender y experiencia, las claves del oficio

«La gastronomía es vocacional pero también podemos motivar», asegura Yolanda León, que lleva 25 años como profesora y que relata cómo con algunos de sus alumnos ha creado vínculos muy firmes que se mantienen en el tiempo: «Con muchos se me cae la baba». Coincide con ella Inés Butrón, quien subraya que sí se pueden guiar y despertar vocaciones, impulsar carreras, pero siempre desde una perspectiva realista, sin «hacerles creer que se van a comer el mundo», sin obviar que el sector es complejo: «A mí me gusta darles un golpe de realidad», dijo Butrón, quien resaltó que cualquier cocinero ha de saber que la manera de comer cambia con el contexto, que el poder adquisitivo de los clientes también sufre alteraciones, que puede haber una crisis y faltar productos en el mercado... Hay que estar en todo y para formarse hay que pisar el barro, conocer a los productores y hasta sacar de la tierra lo que se quiere cocinar. Luego hay otro dato importante: «Hagas lo que hagas tienes que estar aprendiendo siempre».

La realidad no es un reality de televisión de cocina, que a algún soñador empuja a las escuelas de hostelería, las cocinas son espacios creativos en los que hay mucha faena y todo se cuece entre más de uno: «Hagamos lo que hagamos, en la cocina nadie es autosuficiente, tienes que crear en equipo», anotó Sotelo.