150 años de sabor español en Zúrich
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El gerundense Pedro Gorgot fundó en esta ciudad suiza la Bodega Española, una tienda de vinos con restaurante que frecuentaron Lenin y FrischSecciones
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El gerundense Pedro Gorgot fundó en esta ciudad suiza la Bodega Española, una tienda de vinos con restaurante que frecuentaron Lenin y FrischSi por casualidad han estado en Suiza para algo más que nieve y Alpes, quizás hayan visitado una o varias de sus hermosas ciudades. ¿Berna? ¿Ginebra? ¿Basilea? En caso de haber optado por Zúrich seguramente hayan visto el lago homónimo, paseado por la orilla del ... río Limmat y admirado la Grossmünster, la gran catedral en la que comenzó la Reforma Protestante. A la sombra de este monumento se encuentra el centro histórico zuriqués y allí mismo, en la plaza de la catedral, arranca una calle perfecta para perderse entre edificios pintorescos, la Münstergasse.
A los españoles que recorren esta vía les espera una sorpresa mayúscula a la altura del número 15: allí hay una casa de color terracota que luce cuatro enormes pendones rojigualdos. ¿Son un adorno que coincide con los colores de nuestra bandera o de verdad se trata de nuestra enseña nacional?
La duda queda resuelta en cuanto se distingue el rótulo metálico que cuelga en una esquina del inmueble. De lejos parece un antiguo escudo, pero al acercarnos descubrimos que es un óvalo rodeado de uvas y hojas de parra realizadas en forja. En el centro relucen en color dorado unas palabras que podemos entender a la perfección, 'Bodega Española', coronadas con el dibujo de un castillo. Sobre la entrada del local hay otro letrero que mezcla castellano y alemán. Para entender lo que significa Spanische Weinhandlung hay que tirar de traducción (tienda española de vinos) mientras que el resto nos queda clarísimo. 'Casa Gorgot, fundada en 1874'.
No creo que haya ningún compatriota que pase por este rincón de Zúrich y no saque una foto. Los restaurantes españoles no son aún tan frecuentes en el extranjero como para no sentir cierta curiosidad por ellos, pero toparse además con uno que lleva abierto 140 años es algo verdaderamente único.
Si la intriga les puede y acaban entrando, descubrirán que dentro de la Bodega Española se oyen acentos familiares para un oído ibérico. La mayoría del personal es de origen español y portugués y el dueño, Eric Winistörfer, se maneja bien en nuestro idioma. Cuando los Winistörfer cogieron las riendas de este negocio en los años 50 decidieron respetar su esencia manteniendo todo aquello que le caracterizaba desde su nacimiento en 1874: el trato cercano, el ambiente acogedor y sobre todo, su particular idiosincrasia española. Lejos de ser el típico pastiche de sangría y faralaes, la Bodega Española presume de una exquisita vinoteca con referencias de nuestras más diversas DOs (Jumilla, Rioja, Ribera, Penedés, Priorat, Somontano...) y de una decoración artesanal que se remonta a 1892.
La taberna de la planta baja sigue teniendo las mismas mesas en las que se sentó regularmente Lenin durante su estancia en Zúrich. El líder bolchevique vivió a tiro de piedra de la Bodega entre febrero de 1916 y abril de 1917, cuando volvió a Rusia tras abdicar el zar. También fue cliente habitual el escritor Max Frisch, al igual que los fundadores del movimiento dadaísta, surgido en el vecino Cabaret Voltaire. Quizás alguno de ellos subió al segundo piso y comió en la Maurischer Saal o Sala Morisca, un comedor que pese a su nombre recuerda más bien a una señorial estancia castellana con sus suelos de taracea, rejas de forja y paredes de madera decoradas con los escudos de todas las provincias españolas. La diseñaron en 1892 artesanos catalanes traídos especialmente por el dueño del establecimiento, Pedro Gorgot Paronella. El señor Gorgot había nacido en 1846 en Darnius (Gerona) y era hijo de un próspero matrimonio del Ampurdán. Su madre, Margarita Paronella, era la heredera de una gran finca en La Vall de Santa Creu con bodega, almazara y tierras de olivos y viñas que después de su matrimonio pasó a conocerse como Can Gorgot. Aunque ahora identifiquemos la emigración española a Suiza y Alemania con los años 60, durante el último tercio del siglo XIX hubo un importante flujo migratorio hacia estos países desde comarcas vitivinícolas.
La plaga de la filoxera en Francia había abierto las puertas de Europa al vino español, de modo que numerosos emprendedores llenaron sus maletas de botellas y emprendieron el viaje al Norte. En Alemania, Suiza y Austria abrieron infinidad de tabernas denominadas Spanische Weinhalle (salón español de vinos), una mezcla de bodega, tienda y degustación.
En Viena tuvo una Josep Poch, en Stuttgart los hermanos Vidal, en Karlsruhe Baudilio Cusí, en Frankfurt José Godall, en Göppingen Jaume Cabré y en Zúrich... Pedro Gorgot. Arribó a tierras helvéticas en 1874 y allí llegó a ser presidente de la Cámara de Comercio Española y promotor de la Sociedad Española de Beneficencia en Suiza. Todo gracias a su buen hacer y a sus célebres chatos de moscatel, acompañados de salchichón de Vic o aceitunas sevillanas. Los mismos que 150 años después se siguen sirviendo en el corazón de Zúrich.
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