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ANA RANERA
GIJÓN.
Martes, 18 de agosto 2020, 01:30
Los días de verano llevan consigo las ganas de tomarse un helado. En cucurucho o en tarrina, según los gustos, muchos asturianos se atreven a probar los sabores recién llegados, mientras que otros recurren a esos clásicos que los acompañan, de junio a septiembre, desde sus primeros años de infancia. De estos, cada vez son más los sabores que suman a su receta de siempre una nueva versión vegana.
En la heladería Los Dos Hermanos, junto al Muelle, Celia Arce comienza la mañana que precederá a un día de trajín de los que, afortunadamente, se suceden. «Yo veo que el helado se mueve», aseguraba, encantada. Hasta allí son muchos los que se acercan en busca de buenos helados como el de turrón. «Es el sabor por excelencia, aunque también se venden mucho los de chocolate y el de crema catalana», señalaba Arce. Tampoco se quedan atrás en peticiones las novedades. «Tenemos el de chocolate blanco con Filipinos y el de choco avellana crunch. Hay también una línea de helados veganos y mucha variedad para diabéticos, alérgicos...», explicaba. Aquí nadie se queda sin disfrutar.
Como ocurre en Verdú, en cuyas entrañas preparan los helados de la misma manera en que se hacía unas cuantas generaciones atrás. Nada ha cambiado en la receta de sus emblemáticos helados de turrón, los favoritos del público, aunque ahora llegan cada vez a más gente gracias también a su nueva versión vegana. «El de turrón es y será siempre el rey, pero este verano lo hicimos también vegano y va bastante bien», contaba Pablo Arques.
Tanto gusta el de turrón que en Coppelia también es el más demandado. «Turrón y chocolate son los más vendidos», señalaba Esmeralda Ramos. «Acabamos de sacar el de Kinder y el de pistacho», añadía y, poco a poco, van calando entre su clientela.
En Islandia, se repiten los mismos favoritos, aunque no faltan tampoco los clientes que quieren probar sus especialidades cargadas de asturianía. «Piden mucho los más autóctonos, como el de sidra y el de cabrales», detalla Iván A. Noval. Pero la vida es renovarse o morir, por eso, ellos también amplían su oferta y triunfan. «Llevamos dos o tres años vendiendo muy bien el de Asturcilla y este año incorporamos el de Donuts y el de Yekini, una cerveza negra asturiana», decía Noval mirando sus helados de hoy, de ayer y de siempre.
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