«Estamos trabajando para que Oviedo sea capital española de la gastronomía en 2023»

«Quiero anunciar que, en el Ayuntamiento de Oviedo, estamos trabajando para ser capital española de la gastronomía en 2023». Con estas palabras, sorprendió ayer el concejal de Turismo de la capital asturiana, Alfredo García Quintana, a los asistentes a la entrega de las Calderetas de Don Calixto. Habrá que esperar para cantar victoria porque «no va a ser fácil, tenemos una gran competencia, pero estoy seguro de que con el apoyo de todos los aquí presentes, como el Principado, lo podemos conseguir».

Tras esta buena nueva, el concejal devolvió el protagonismo a los premiados, de quienes aseguró que son «ejemplo de profesionalidad y de buen hacer». Por eso, él consideraba que deben ser «reconocidos y seguidos de cerca». Desde su puesto de trabajo, García Quintana es plenamente consciente de que vivimos en un «paraíso gastronómico, basado en la calidad de la materia prima», en el que «todos los restaurantes tienen un denominador común: el producto, la dedicación y el cariño».

También sabe de esos ingredientes la viceconsejera de Turismo, Graciela Blanco, quien prometía que «siempre es un gusto acudir a una cita en la que se reconoce el valor de nuestra gastronomía como parte de nuestra cultura y, mucho más, si esta cita viene de la mano del grupo Vocento». Tras esta declaración, Blanco recordó unas palabras que Ruscalleda siempre dice: «Si tiras del hilo de la cocina, estás contando nuestra historia», y añadió: «Pues Vocento y EL COMERCIO están contando la nuestra».

La viceconsejera hizo hincapié, a continuación, en que «en esta legislatura, estamos haciendo un esfuerzo muy importante para darle a la gastronomía el lugar que se merece». Y uno de las citas claves para lograrlo es FéminAs, el congreso de gastronomía, mujer y medio rural «que ha echado raíces en Asturias», gracias a la colaboración entre el Principado y Vocento. «Esta cita es un referente nacional e internacional».

Blanco continuó su discurso, aplaudiendo el trabajo de los galardonados en esta edición y empezó por Ruscalleda, la Maestra Nacional. «Es una líder indiscutible», la calificó. «No es fácil ser la mujer con más estrellas Michelin del planeta. Desde Sant Pau, ella tiró un techo de cristal blindado», la aplaudió con orgullo.

Eso fue justo antes de alabar los 131 años de vida de La Pondala. «Que un negocio dure tantos años dice mucho de las personas que lo llevan», afirmó. «Este restaurante ya está unido de forma inseparable a Gijón porque hay cinco generaciones que han reunido dentro de esa casa a lo mejor de la cocina y de la tradición de Asturias».

Quizá algún día Monte, el restaurante que Xune Andrade tiene en San Feliz (Lena), cumpla tantos años como La Pondala. Por lo pronto, para Blanco, «este chef recibirá unos cuantos reconocimientos más», decía. «Xune es minucioso, sólido y trata al producto con el mismo respeto que exige a sus proveedores» lo definió.

Ese mismo mimo derrocha Borja Cortina en el Varsovia, «que, de un trago, te lleva a otro lugar del mundo», bromeaba Blanco. «Demuestra a diario el dominio de la alquimia para explorar nuevos cócteles», añadía.

Esta entrega de premios dejó claro que las Calderetas son más que unos galardones, son «un encuentro de amigos que luchamos durante todo el año por la gastronomía asturiana», como señalaba Marcelino Gutiérrez, el director de este periódico. «No solo queremos reconocer vuestros méritos incuestionables, sino también daros las gracias porque vuestras trayectorias han sido un referente», dijo, dirigiéndose a los premiados. Y prosiguió: «Representáis el talento, la creatividad y el esfuerzo que han situado en vanguardia a nuestra gastronomía».

Mucho han tenido que esmerarse todos estos profesionales en los últimos tiempos, con la pandemia obligándolos a cerrar y atándoles las manos. «Hoy reconocemos a todo este sector el esfuerzo de estos tiempos que han sido de especial dificultad y eso que antes tampoco era fácil», aseguró. Parece que esa pesadilla va difuminándose en el pasado. Ya solo queda aplaudir que hicieran de sus fogones trinchera.

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