Silvia Barro, en la sala del restaurante piloñes. JESÚS MANUEL PARDO
Infiesto (Piloña)

Restaurante La Posada de Barro

Construida en 1730, pasó variadas circunstancias. Ahora, tras sus nobles muros, se cocina y sirve paisaje de Piloña

Sábado, 23 de septiembre 2023, 12:20

Quienes conocimos el edificio hace décadas, en pie por el grosor y la fortaleza de sus bien escuadrados sillares pero desportillado, damos fe de la restauración ejercida por su actual propietario, Modesto Barro. El delicado balcón de madera torneada saliendo bajo los amplios aleros del tejado y las superpuestas galerías acristaladas de la fachada que da al río visten, desde apenas comenzado el presente siglo, un esplendor largamente perdido. Una gran obra. Y una buena obra. La hostelería es principal promotora de nuestro patrimonio.

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Restaurante La Posada de Barro

  • Dirección: Calle El Quesu, 9 - Infiesto

  • Teléfono: 985 71 04 89.

  • Propietario: Modesto Barro.

  • Cocina: Liliana Barro.

  • Sala: Silvia e Iván Barro.

Haciendo historia corta, nació vivienda de una rama del piloñés apellido Naredo. Tras alojar infanzones, algo que recuerda el pequeño escudo lateral, pasó a casa de capellanes.Luego familias consecutivas la heredaron y compraron y en la última guerra la ocuparon militares y caballos. Aún vivía Lupe, la última propietaria, cuando los Barro, hosteleros de casta -Modesto y sus hijos Liliana, Iván y Silvia-, la adquirieron y por ella pudieron conocer muchas de las vicisitudes y anécdotas atesoradas durante trescientos años.

Setas en salsa con taquinos de jamón

Para cuatro comensales. 300 gramos de setas variadas (frescas en temporadas, congeladas por nosotros fuera de ella), 1 nuez de margarina, 1 loncha de cierto grosor (para taquinos) de jamón de bodega, 1 copa de fino Montilla-Moriles y 300 gramos de nata culinaria.

1. En otoño y primavera elegimos setas frescas (boletus, shiitake, lepiota, champiñón, rebozuelo, pleurotus). Y para el resto del año es buenos disponer de ellas congeladas, siempre quedan mejor que las deshidratadas. 2. Las echamos sobre la sartén a fuego muy suave, y las salteamos mientras esperamos que suelten su agua. 3. Una vez ligeramente pasadas, añadimos una nuez de margarina. 4. Cuando se deshaga, y tras cortarlos pequeñinos, echamos los taquinos de jamón. 5. Rehogamos y esperamos unos minutos a que la grasa reduzca y todo tome color. reduzca y todo tome color. 6. Flameamos vertiendo una copa de vino fino Montilla-Moriles. 7. Apagada la llama del flameo, añadimos la nata especial para guiso. 8. Dejamos que la salsa reduzca y espese. 9. Emplatamos las setas que cubrimos de salsa, y servimos de inmediato.

Con la revitalización, al hotelito de arriba y a la abierta terraza posterior unimos, razón de visita y crónica, el comedor con sus espacios compartimentados por muros de piedra, sus ventanas de madera, sus huecos de labra y sus muebles rústicos donde diríase que el pote, los tortos, las cebollas rellenas, las setas, las ensaladas, los cachopos y los cortes de vacuno proporcionan un infrecuente sabor limpio y claro.

¿Infrecuente? «Tenemos ganadería propia mimada por mi marido, y aparte de otros cortes y preparaciones, nuestra carne guisada posee renovada fama. Incluso la vendemos a la antigua, que era norma, en bocadillos para las romerías del concejo», cuenta María que, como Iván y Silvia, creció en el anterior negocio familiar, la recordada Ovetense, y ahora se desvela por los tomates y berzas de huertas conocidas y controladas: «En la cocina casera que aprendí de mi abuela (y también de María que me acompañó aquí al principio), se garantiza el kilómetro cero». Vamos, que del Sueve a los montes del Infierno, se guisan trozos selectos de paisaje.

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