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José nació en Pravia y creció en San Esteban, donde sintió que la ría y la mar le atraían y mezclaban pasión y riesgo: «Aún rapacín iba con mis padres a la angula, y cuando físicamente pude me hice percebero y mariscador». Además, para completar ingresos por el verano, trabajó de socorrista playero y, añadiendo nuevas implicaciones gastronómicas, de buzo recolector de algas nada más las palmarias nos descubrieron su sabor y valor.
Dirección: Calle Marqués de Casa Valdés, 23 - Gijón
Teléfono: 984 19 06 48
Propietarios: José Pereira Ordóñez y Carmen Fernández
Web: restaurantemarinamar.com
Carmen, la esposa, socia y mitad de todo, llegó también por mar al ser hija del principal compañero de José en marisqueos y cabotajes, no obstante se recibiera en derecho y abogacía, acabó virando hacia su mundo laboral, familiar y existencial.
El lógico paso siguiente fue abrir una pescadería y marisquería como puestos independientes dentro del gijonés Mercado del Sur, ambos bajo la común marca, de Marinamar («el nombre de mi hija»), con lo que, tras pescar, mariscar y vender, pasó a preparar y servir personalmente lo capturado, logrando precios ajustados en materias primas siempre caras, permitiéndonos, incluso a los más modestos, darnos de vez en cuando un capricho.
Ingredientes: Bogavante del Cantábrico de sobre 700 gramos. Aceite de oliva. Sal. 200 gramos de arroz bomba. Triple medida de fumet respecto al arroz. 100 mililitros de brandy. 1 cebolla pochada. 2 cucharadas de pimiento choricero. Azafrán en polvo de calidad.
1. Separamos la cabeza, las pinzas y el cuerpo. 2. Comenzamos partiendo el bogavante: separamos la cabeza, las pinzas y el cuerpo. La cabeza se parte al medio, la cola en rodajas y damos unos golpes a las pinzas para que se puedan comer con facilidad. 3. Cubrimos una paellera con aceite de oliva. 4. Calentamos y doramos los trozos de bogavante o bugre. 5. Añadimos la cebolla previamente pochada junto con el pimiento choricero, el azafrán y el brandy. 6. Rehogamos todo junto unos minutos para que reduzca el alcohol. 7. Añadimos el arroz. 8. Rehogamos todo de nuevo para que se impregnen los sabores. 9. Echamos seguidamente el caldo y cocinamos 10 minutos a fuego fuerte y otros 10 a fuego medio, retirando en punto de melosidad. 11. Tras unos cuatro o cinco minutos de reposo a tapa cubierta, servir de inmediato.
A la entrada de la tienda-restaurante, relucen mostradores y cetáreas donde se exhiben, latentes de vida, percebes, ostras, quisquillas, vieiras, zamburiñas, almejas, bugres, andaricas, ñoclas, santiaguinos, langostas y lo que la temporada y el Cantábrico permitan cosechar en temporada. El cliente puede llevárselo a casa y prepararlo a su gusto, o como le indiquen quienes le sirven, doctores experimentados en cocciones regladas y adecuadas. Al lado hay una zona de degustación donde podemos permitirnos, en plan yo me lo merezco, unas ostras con champagne. Por último, el comedor formal, con dos grandes fotos murales y centenarias del mercado y el muelle gijonés. Y en los platos fresquerías cantábricas y atlánticas, del rey al besugo y del bugre a la almeja, con sus respectivos golpes de bien frío, bien calor calor, solos o acompañados de plancha, arroz, panaderas, siempre como Dios (o Neptuno) manda.
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