Restaurante El Llar de Viri

Las terrazas soleyeras y paisajistas, o los comedores unidos y diferenciados en distintas salas y niveles, enmarcan las mesas con un heterogéneo gabinete de curiosidades donde hay mazorcas de maíz y ramos de especias, aparadores centenarios y palas de horno, libros -alguno incunable- y ajuares burgueses de cuando La Regenta, ollas de barro y de porcelana o latón, cuadros y maniegas, maseras y pilones. En fin, una apropiada y variada decoración que orna las gruesas canterías de las paredes, las vigas de castaño, los botelleros, las chimeneas o los acristalamientos. Y súmense el jardín, el prau, la huerta, la chacinería, las virilletas o galletas de manteca y canela o las conservas caseras: Llar único y singular de continente, su contenido va de la tradición purista a la creatividad imaginativa, de la mejor fabada del mundo en 2013 a la merluza rellena con guarnición de marisco.

Pero Viri, durante la larga e intermitente noche de la pandemia, decidió jubilarse. Mejor dicho, tras una vida de superación y riesgo, de ama de casa acomodada a solitaria emprendedora en la aldea familiar, luego miembro del Club de Guisanderas recién homenajeada, ha decidido únicamente acudir donde la llamen y desee para protagonizar demostraciones, conferencias, jornadas y festivales, si bien prefiere ejercer de anfitriona (felizmente irresponsable, remarca) dentro de sus dominios.

La responsabilidad ha sido traspasada a Dani y Majo, hijo y nuera, largamente preparados para la sucesión, y ejerciéndola de hecho bastante antes que Viri colgara el mandil. Por eso la fabada mundial, el pastel de morcilla, los croquetones, el pote de castañas, el pitu de caleya, o los tortos con picadillo, siguen inmutables e imprescindibles.

Viri ahora ejerce de Elvira o de Viri por libre, y el Llar de Viri lo forman y conforman Dani y Majo, un mínimo cambio para que nada cambie.

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Cachopo de setas

Ingredientes para dos comensales Ocho setas shiitake de 'Shiitastur'. Ocho lonchas de jamón ibérico. Cuatro rodajas de queso de Vidiago.

1. Cortamos el pie de las setas y procuramos que casen en tamaño.

2. Rellenamos el interior de la seta base con dos lonchas de jamón ibérico cortadas a la medida.

3. Entre loncha y loncha colocamos, igualmente a la medida, un trozo fino de queso de Vidiago.

4. Montamos los cachopos ajustando las setas superiores, y los empanamos con harina de maíz (lo que hace sean aptos para celiacos).

5. Seguidamente los rebozamos en huevo.

6. Hacemos la salsa sofriendo en un chorrín de aceite de oliva unos ajos bien picados, una cebollina igualmente bien picada, una rodaja de panceta y un chorrin de nata líquida, que cubra lo anterior.