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La centenaria casona de piedra con galería al costado, bar-tienda desde comienzos del pasado siglo, revive de nuevo cálida, acogedora, familiar, aldeana de Sellaño, en la calle central del pueblo que traza la carretera; al lado queda el puente que cruza el río Semeldón ... justo antes de su mesta con el Ponga, y eso hace que el estrecho valle, foz casi siempre, se abra entre cumbres.
Dirección: Aldea Sellaño, 102
Teléfono: 626 23 22 95
Propietaria y cocina: Eva González Alonso
Del nuevo pálpito se encarga Eva, que aquí nació y aquí se empeña cada día en ganarse honrada, esforzada y sabrosamente la vida, sin cambiar los horizontes que le pertenecen desde su nacimiento, ese derecho tan costoso y escaso a lo largo y ancho de nuestra geografía rural. Empeñada en lograrlo, comenzó trabajando en un taller de costura local que confeccionaba pantalones laborales para la gijonesa Obrerol, pero la crisis textil forzó su cierre. Y, tenaz, consiguió trabajo como jefa de cocina en Casa Pedrín de Caño (¡diez años!), a menos de quince kilómetros hacia Cangas. «Mi abuela me enseñó, y Pedrín me dio confianza», subraya. Luego hizo lo mismo en San Juan de Beleño, hasta que supo que la anterior tenedora de un rincón siempre vecino y familiar se jubilaba. Y apenas necesitó pensárselo. Restituyó el nombre de Hermógenes, bisabuelo del propietario y con honda raigambre (había cambiando a El Puente) y lleva ya seis años ofreciendo calidades y cantidades ponguetas, una DOP apócrifa pero real, con potes, fabes, patatas rellenas, corderos, pitos, cachopos, xatinas guisadas, ensaladillas rusas, merluza, frixuelos y demás exquisiteces consuetudinarias siempre al punto, siempre salseadinas, siempre mimadas en ingredientes y conjunto, siempre cargadas de constancia y entusiasmo.
Ingredientes:
4 trozos grandes y jugosos de pierna y costilla.1 diente de ajo. 2 cebollas.1 pimiento rojo. 1 pimiento verde. 1 zanahoria. 1 ramín de perejil. 1 hoja de laurel. Tomillo. Pimienta negra molida. Vino blanco. 1 copa de brandy. 1 cucharada de azúcar. 1 chorro de fino. ½ kilo de patatatinos. Oliva extravirgen.
1. Doramos los trozos de cabrito y los retiramos a una tartera. 2. En ese mismo aceite de oliva, con el fuego al mínimo, sofreímos muy menudo ajo, cebolla, pimiento rojo y verde y zanahoria. 3. Añadimos perejil picado y rehogamos. 4. Especiamos con tomillo, laurel y pimienta negra. 5. Volvemos a rehogar y esperamos que la salsa dense. 6. La pasamos por el pasapuré y devolvemos a la tartera. 7. Distribuimos en ella los trozos de cabrito.
8. Los regamos con vino blanco y brandy. 9. Revolvemos y fundimos azúcar en un pocillo añadiendo el caramelo al guiso. 10. Dejamos que se haga muy lentamente no menos de una hora. 11. Lo servimos con los patatas, primero fritas a fuego bajo para que queden tiernos por dentro, y dándoles al final un golpe de calor que les deje el exterior crujiente.
12. Seamos generosos con la deliciosa salsa.
Eva, cocinera con don y gracia, logra que el paisaje y los platos se confundan en feracidad y gusto.
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