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Si alguien pronuncia la palabra Tineo, sin más, nos vendrán a la cabeza multitud de ideas. Vayan de ejemplo, y en plan temático, una breve selección: grandes hombres (Pedro Rodríguez de Canpomanes o Rafael del Riego), grandes monasterios (Obona y Bárcena), grandes riquezas (antracita ... u oro), grandes embutidos (jamones, choscos, butiellos, andollas, chorizos, morcillas, lomos, cecinas), grandes tránsitos y destinos (el más antiguo camino jacobeo desde La Pereda al alto de Porciles) y, poniendo freno al infinito, una gran arquitectura nobiliaria, del palacio de Cabo del Río al de los García de Tineo, por citar sólo dos.
El tercero, de las decenas posibles, lo aporta el restaurante cuya crónica esbozamos aquí, integrado en una mansión de la nobleza rural asturiana del siglo XVI, severa por fuera y airosa por dentro. La constuyó en 1525 el caballero García Fernández de la Plaza, famoso por lancear y degollar al pirata turco Aruj Barbarroja, y extiende su cuerpo central, armoniosamente recrecido con cristaleras, entre torres.
Dirección: Calle Pío Cuervo, 3 - Tineo
Teléfono: 985 90 01 11
Directora: Eva González Suárez
Cocina: Carmina Parrondo
Sala: Pelayo Gómez
Apertura: 2011
Descanso: nunca
Menús: 16 euros laborables y 25 domingo
Cena del peregrino: 15 euros.
Jueves, día de mercado, cocido completo: 15 euros
Albergue peregrinos: 15 euros
Bodega: Excepcional, comenzando por los vinos propios
La entrada, adornada por pilares, bolas y balcones acanalados, sitúa sobre el frontón un escudo donde la proeza del fundador se significa: un cuartel da relieve a la cabeza y el alfanje del turco degollado.
Al entrar, el patio de dos pisos, con columnas toscanas y columnitas jónicas, recibe y distribuye la luz levemente tamizada por una moderna cúpula de cristal. En ese patio renacentista se sitúa uno de los comedores, el otro ocupa la capilla.
Ingredientes.
1/2 cabeza de cerdo. 600 gr. de faba de la granja. 1 cebolla. 1 cucharada de pimentón. Sal. Aceite virgen extra.
Elaboración:
1. Tras limpiarla con agua y cepillo, toca desalar la caramietcha, o careta de cerdo, durante día y medio, con varios cambios de agua.
2. Se limpia nuevamente con agua y cepillo antes de preparar la cocción.
3. Ponemos la caramietcha en agua, la llevamos a ebullición, bajamos el fuego y dejamos que cueza suavemente sobre dos horas, desespumando cuando sea necesario y comprobando su terneza antes de retirar.
4. Retiramos y escurrimos la caramietcha.
5. En otra pota sofreímos con aceite de oliva extravirgen la cebolla, picada fina, añadimos el pimentón, echamos les fabes, salteamos y vertemos el agua de la cocción encima hasta que queden cubiertas.
6. Una vez arranque esta nueva cocción, y agregando agua de cocción si fuera necesario, las dejamos a fuego mínimo sobre hora y media.
7. A poco de terminar la cocción, cortamos la media cabeza en trozos pequeños y los agregamos a les fabes sin revolver, únicamente ximielgando las asas.
8. Que reposen antes de servirlas.
Dos espacios magníficos al igual que el resto del complejo, con habitaciones de estilo y además un cuidado y oficial albergue jacobeo, bajo la dirección y desvelo de Eva González, diplomada en Relaciones Laborales y Hostelería y Turismo;de las cosas de comer, a las que vamos, se ocupa Carmina Parrondo, una chef de técnica, gusto y capacidades nada comunes, aprendidas desde los quince años, ejercitadas por casas de comida, y capaz de potes densos y milhojas leves, de pescados jugosos y cortes de xatu tiernos y enternecedores, de arroces llenos de Cantábrico, de charcutería ahumada y curada según criterio exigente, de hortalizas cortadas en huertas amigas, de caza aromatizada por los pastos altos de un concejo lleno de pliegues y de pescados del mar visible a poco se suba. Todo tal cual, sin trampa ni cartón, pero con refinamiento.
Y al industrial tinetense Benjamín Alba, empresario en grúas y vinos de Cangas e hijo de Valentín Alba 'el Ferreiru', reparador de carros y coleccionista de antigüedades (relojes, pinturas, máquinas de coser, fonógrafos, instrumentos musicales y un largo etcétera expuesto en su propia sala-museo, le quede subrayado el agradecimiento);además de recuperarnos un trozo de patrimonio, añade a las cuatro estrellas de su hotel, la brillante estrella jacobea de su albergue.
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