Rodrigo Suárez, en la barra del popular establecimiento avilesino. MARIETA
AVILÉS

Sidrería Casa Lin

Este es un chigre de pinta, culín y guisos sabrosos y poderosos que ya cubre tres siglos. Y si no se acaba el mundo, serán cuatro

Jueves, 18 de marzo 2021, 10:02

Hace cinco años comenzábamos el artículo sobre casa Lin así: «Ciento veintiséis años; tanta edad pesa poco cuando no se ahorran cuidados, proyectos y ampliaciones». Hoy sólo cambiamos las tres primeras palabras: los ciento veintiséis pasan a ciento treinta y uno.

Publicidad

El resto sigue: en ... cuanto a los cuidados no ya los de siempre, que en atenciones y alimentaciones marcan ejemplo, súmense ahora los comunes de la pandemia, que rebajan los escanciados continuos a pie de barra, los tapeos felices y táctiles y los saludos de manos tendidas y labios contra mejillas, música habitual. Pasando a los proyectos, el principal trata de que el barco cruce ligero y decidido esta tormenta que oscila entre lo malo y lo peor. Y sobre las ampliaciones, el Llagar de Lin, en el portal vecino, pronto reabrirá para menús, ahora que las espichas -¡quién lo diría!- ejemplifican lo ilegal, lo antihigiénico y lo subversivo.

Casa Lin

  • DIRECCIÓN: Avenida de los Telares, 3 - Avilés

  • TELÉFONO: 985 564 827

  • APERTURA: 1890

  • PROPIETARIOS: Raquel García Pérez, Rodrigo Suárez García e Ignacio Suárez García

  • COCINEROS: José Hernández Payo y Margarita Molina

  • SALA: José Ángel Artime, Josepín

  • MENÚ LABORALES: 11 euros

  • SIDRAS: El Santu, García Costales y otras de la D.O

  • VINOS: carta amplia y bodega climatizada

  • DESCANSO: ningún día

Lin destaca por su doble casina adosada con planta y buhardilla melancólica en un lateral que deja ver ruinas indianas, sesentera de bloques por el otro. Sella un último recodo del Avilés pretérito y del parque del Muelle, y ejerce de islote sentimental y de centro del buen comer asturiano y avilesino. En esto coinciden los comensales presentescon con sus bisabuelos, tatarabuelos incluso.

De entrada, el chigre de siempre, de seguido el comedor posterior que cuelga liños tallados y alza un hórreo fondero. Por contenido y sustancia principal los mariscos andantes y sabrosos de las cetáreas propias, y los pescados igualmente indígenas bien al horno o a la plancha, bien emparrillados y encalderetados, bien saboreando arroces o fabes. Y el resto de frutos marinos, del oricio a la parrocha.

Menciónese, y nunca de pasada sino de sofitu, la fabada, el pulpo guisáu con patatines, la longaniza de Avilés (¡sólo faltaría!), el virrey que lleva tiempo reinando sobre los aprecios y -lógicamente- los precios (y que con sus jugos asciende sus patatas panaderas a placer pecaminoso) o los mejillones picantes de los que conseguimos la receta.

Publicidad

Para prepararlos igual nos falta la destreza de José, avilesino de nacimiento, medio de aquí y de Salamanca de crecimiento, y cocinero tras una sustitución amical en el San Félix. Mejor dicho, de lavaplatos temporal que termino de cocinero vocacional al lado de los Loya, que pasó por Andalucía -de ahí la gracia de sus fritos- y que lleva quince años aquí varado y dando fruto.

«Mis abuelos, Adela y Pepe, curtidos en hostelería, compraron la sidrería a las tres hermanas Solís, hijas de Manolín Lin, el fundador. Luego cubrieron lo que era inicialmente el merendero e introdujeron numerosas mejoras. Cuando el gran movimiento inmobiliario, una constructora quiso comprar el solar, pero mi abuela y mi madre, matriarcas sucesoras y orgullosas, contestaron que ni por todo el oro del mundo. Y aunque mi hermano ejerce de economista, y yo, de profesor en excedencia, decidimos encargarnos del negocio y seguirlo», dice Rodrigo.

Publicidad

Los que llevamos la vida entera frecuentando la casa, no tenemos duda alguna de que fue la mejor decisión.

Mejillones picantes

Ingredientes

- 1 kilo de mejillones

- 1 cebolla

- 2 dientes de ajo

- 2 ó 3 guindillinas

- 1 cucharada de harina

- pimentón duce y picante

- aceite de oliva virgen extra

- sal

Elaboración

1. Sofreímos el ajo, la cebolla y las guindillas.

Publicidad

2. Lavamos los mejillones bajo un chorro de agua fía, retirándoles las barbas e impurezas que puedan presentar (y rechazando los rotos o semiabiertos).

3. Ponemos los mejillones en una cazuela tapada con un mínimo de agua en la base hasta que abran (alrededor de ocho minutos).

4. Retiramos los mejillones a un escurridor procurando que en la cazuela queden todos sus jugos y les retiramos la valva superior.

5. Colamos esos jugos y los añadimos al sofrito.

6. Espesamos ligeramente la salsa con harina y dejamos que guise y hierva suavemente mientras usamos el agitador.

Publicidad

7. Corregimos de sal.

8. Colocamos los mejillones en una bandeja o cazuela, le echamos por encima la salsa y los metemos en el horno precalentado tres minutos a 180º C.

9. Los sacamos, servimos y disfrutamos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad