Así se hace una tortilla de campeonato

Todo está medido, desde el corte de la patata hasta la presencia de la cebolla y la forma de darles la vuelta

JESSICA M. PUGA

Jueves, 5 de marzo 2020, 12:57

No encontrará dos tortillas de patata iguales. Este plato cumple a la perfección la máxima de que cada maestrillo tiene su librillo. ¿Cómo va a haberlas idénticas si no hay consenso ni con los ingredientes que debe llevar, a pesar de tratarse de ... un plato tan castizo? Ya no entremos en si la tortilla debe quedar muy cuajada o lo contrario. La cuestión está en encontrarla buena, que con solo verla uno ya comience a salivar. La Cafetería Europa entiende mucho de eso. Un año más se proclamó vencedora del Campeonato de Tortillas, en esta ocasión en las dos categorías en liza: tradicional y 'con...'. Aquí, los autores, Manuel y Antonio Ampudia, padre e hijo, desvelan los secretos.

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La herencia recibida y la experiencia condicionan la receta clásica, que también tiene mucho de superación personal y sondeo continuo. Las herramientas de trabajo son igual de claves. En el negocio gijonés siguen utilizando fogones y sartenes de bronce grandes, que eviten patatas que se frían a ritmo diferente. «Necesitamos buena llama y que el calor se reparta homogéneamente por todo, y eso no te lo da ni la vitro ni las cocinas de inducción», señalan los Ampudia, quienes confían en el cobre como buen conductor de calor.

Su tortilla lleva cebolla y ajo, ingredientes básicos de la cocina española utilizados en muchísimas recetas y, sin embargo, incomprendidos en esta. «El problema está en cómo se manifiestan, no en su sabor», apunta Manuel, convencido de que encontrar trozos grandes molesta y varía el sabor. Para evitarlo, en Europa hacen una pasta. Pelan y pican muy fino el ajo y la cebolla y, en cuencos independientes, los machacan añadiendo aceite. Lo que sale es una especie de pasta que se añade «en su momento adecuado».

Toda buena tortilla de patata comienza con la elección del ingrediente principal. Los Ampudia escogen la variedad Agria porque es la que menos acusa el paso del tiempo. «La patata joven tarda más en freír, liga peor y queda más 'chiclosa'», apuntan, así que la prefieren vieja, aunque la experiencia les vale para adaptarse a lo que impone el calendario. Esto es cíclico.

El corte y el calibre de los trozos hay que tenerlos en cuenta antes del cocinado. Trabajan con dados de unos 14 x 14 centímetros -de 14 x 7 cm., si son para una tortilla con relleno- porque facilita su fritura, para la cual utilizan aceite de girasol, que «no aporta sabor». Hay que removerlas de vez en cuando y, cuando su fritura esté al 75%, añadir la pasta de ajo. Unos 10 minutos después, la de cebolla. «El orden es fundamental porque la segunda suelta más agua y podría frenar la preparación y variar el sabor final», explican.

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Tortilla rústica

  • Ingredientes: 1.250 gramos de patata, 14 huevos, tres cebollas, cuatro dientes de ajo, aceite de girasol, 65 gramos de rulo de cabra, 75 gramos de cecina y de cebolla caramelizada y una pizca de sal.

  • Elaboración: -Los tres primeros pasos son iguales que para hacer una tortilla tradicional. -Mientras escurre la patata el exceso de aceite, batir los huevos. -Añadir la cebolla caramelizada y la cecina cortadas en trozos iguales no muy grandes. -Pasarlo a una sartén caliente y darle las vueltas necesarias.

Tortilla Europa

  • Ingredientes: Un kilo y medio de patata, 14 huevos, tres cebollas, cuatro dientes de ajo, aceite de girasol y sal.

  • Elaboración: -Pelar y lavar bien las patatas. Escurrirlas y salarlas. Cortarlas en dados y freirlas en una sartén con abundante aceite. -Pelar y picar cebolla y ajo y, en cuencos independientes, machacarlos con un poquito de aceite. -Cuando la fritura de patata lleve un 75%, echar una una cucharada de café de pasta de ajo y, a los diez minutos, unos 150 gramos de la de cebolla. -Retirar y escurrir la patata. Batir los huevos en un cuenco aparte. Cuando estén, echar la patata. Pasarlo a una sartén y moverla con brío. Darle las vueltas necesarias.

Frita la patata, lo siguiente es apagar el fuego y escurrirla bien para retirar el exceso de aceite. Mientras esto sucede, se baten «con brío» los huevos en un cuenco aparte. Una vez conseguido, se incorpora la primera elaboración y se remueve bien hasta que quede todo integrado.

El momento más delicado de la receta llega a continuación. «Ahora todo puede irse al traste en un momento», advierte Antonio. Es la hora de cuajar la tortilla, de poner en práctica un juego de muñecas que es todo un arte y de hacerlo con tal maestría que el resultado sea el deseado. Para lograrlo, echamos un poco de aceite en una sartén antiadherente hasta lograr que se caliente de manera uniforme. ¿Cuánto calor? «Un puntín menos del máximo. Es algo que actualicé de la forma de trabajar de mi padre», reconoce el hijo del dueño de la Cafetería Europa. Se retira el aceite y, sin dilación, se vierte la potencial tortilla. «Nuestro movimiento de sartén es constante, esto nos diferencia», inciden. De esta manera controlan el cuajado y deciden cuándo está. Lo que no se puede explicar, sino practicar es darle la vuelta, algo que Antonio hace tres y hasta cuatro veces por bajarle potencia al fuego. A su padre, en cambio, le bastaba con una.

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Las tortillas de Europa aún guardan un último secreto. «Nunca la cortamos si no ha reposado 10 o 15 minutos porque, aunque ya esté terminada, el calor residual la sigue cocinando. Si la abriéramos, el huevo se escurriría y eso no es lo que queremos», apunta el máximo responsable. Manuel, nacido en Ribadesella y criado en hostelería. Abrió el negocio gijonés hace justo dos décadas, en diciembre de 1999.

El insigne plato de las barras de bares y sidrerías tiene nombre propio cuando lo firman los de la Cafetería Europa, de donde salieron casi 15.000 tortillas en 2019. Haber sido los triunfadores absolutos del campeonato organizado por el diario EL COMERCIO lo demuestra. «De mi madre, María del Carmen Feliz Buelnes, lo aprendí todo, así que este premio, y más ahora, va por ella», destaca Manuel Ampudia juntoa su hijo Antonio.

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Los trucos

La patata marca la diferencia

Variedad. Cuanto más joven sea la patata, peor liga, más tarda en freír y más 'chiclosa' queda, así que la prefieren trabajar vieja. Como tenerlas todo el año es imposible, optan por la variedad Agria, que es la que más estable se mantiene. Corte y calibre. Por mucha tecnología que se utilice, siempre hay que repasar las patatas para elimitar trozos negros. Una vez pelada, lavada y bien escurrida, se sala, no antes. Se corta en cubos de 1,4 x 1,4 centímetros, de 1,4 x 0,7 cm. si es para una tortilla 'con...'.

Sí a la cebolla y el ajo

Por qué no. La cebolla sí gusta, lo que no es agradable en el caso concreto de la tortilla es encontrar trozos de cebolla en cada mordisco. Por eso en la Cafetería Europa la pican fina y la machacan añadiendo un poco de aceite hasta hacer una pasta. Igual hacen con el ajo. Cocinado. Cuando la fritura de la patata alcanza un 75%, aproximadamente, es el momento de echar un poco de pasta de ajo y, a los diez minutos, la de cebolla. Nunca al revés porque la cebolla tiene mucho agua y frena el cocinado.

Los huevos, a su debido tiempo

Preparación. Los huevos se baten con varilla y derrochando energía en un bol grande, al que luego se sumarán el resto de ingredientes. Mientras, la patata se deja escurrir para eliminar el excedente de aceite. Variedad 'con...'. Este paso marca la diferencia entre una tortilla tradicional y una con ingredientes extra. Una vez batidos los huevos, se pueden echar la cebolla caramelizada y la cecina en trocitos y el queso de cabra calentado, o directamente la patata.

Darle la vuelta

La clave. Hay que echar un poco de aceite en la sartén para repartir equitativamente el calor y retirarlo antes de echar la mezcla. La cocina no debe estar a máxima potencia, sino un poco por debajo para controlar el cuajado. Resultado final. Mover la sartén ayuda a equilibrar el cocinado. Al tener un fuego bajo, se pueden dar hasta cuatro vueltas. La altura final debe rondar los tres centímetros. Y es importante no partirla hasta transcurridos 10 ó 15 minutos para evitar que el huevo se desparrame.

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