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Es precepto en Semana Santa la devoción y la privación. Los días en los que se conmemora la muerte de Jesús en la cruz conservan la tradición hasta el punto de modificar costumbres del día a día. Y esto atañe también a lo que se come e, incluso, a los momentos de consumo porque desde antiguo es en la mesa donde se celebra si hay motivo y se disfruta siempre. Menos estos días; al menos eso dictan los cánones.
Sea por cuestión religiosa o mera costumbre, lo que pierde peso durante la Cuaresma a la hora de comer es la carne. ¿Por qué? Porque antaño se asociaba con la bonanza y la fiesta, así que en la Edad Media su consumo no estaba permitido en este periodo. Salvo bula, pero ese es otra tema.
Las prohibiciones no son tales hoy en día, si bien el hábito de dejar la carne de lado continúa. Se aprovecha que en primavera la huerta recupera esplendor y variedad, el mar cambia el repertorio y que las opciones ricas posibles son ahora muchas más que cuando la obligación no daba pie a otra cosa.
Toman la delantera en la lista de la compra de Semana Santa pescados, vegetales, cereales y las indispensables legumbres. Y de todo, el protagonista indiscutible de estos días es el bacalao. Este domina recetas y sugerencias en los restaurantes y las casas, y lo hará sobremanera aún hasta la semana que viene cuando el Domingo de Pascua marque el fin de la Semana Santa.
A este popular pescado blanco de agua salada le avala, queda dicho, la costumbre, y que se popularizó su consumo porque ya en la Edad Media se empezó a conservar en salazón facilitando su consumo en las casas alejadas de la costa y también entre los exploradores y marineros que viajaban durante días.
Ingredientes :
Un kilo de puerros, un kilo y medio de patatas, 300 gr. de zanahorias, 400 gr. de bacalao desalado, 2 dl. de aceite y sal.
–Retiramos la raíz y la parte verde de los puerros y cortamos por la mitad a lo largo y en trozos de 3 a 4 cm., pelamos las zanahorias y cortamos en rodajas, y las patatas las pelamos y las chascamos.
–En el aceite rehogamos los puerros y las zanahorias durante cinco minutos, sin que tomen color; añadimos las patatas y cubrimos con agua (podemos añadir una hoja de laurel), dejamos cocer diez minutos y añadimos el bacalao desmenuzado, sin piel y sin espinas.
–Por último, dejamos cocer durante diez minutos, rectificamos de sal y servimos.
Ingredientes :
250 gr. de bacalao desalado cortado en tiras, ajo, pimientos del piquillo, 250 gr. de harina, 33 cl. de cerveza y aceite para freír.
–Adobamos las tiras de bacalao con ajo y dejamos en nevera de un día para otro.
–Preparamos una pasta orly tamizando la harina, añadiendo la cerveza bien fría y mezclando de manera uniforme con una varilla. Tiene que quedar lo suficiente densa como para que cubra las tiras del bacalao.
–En un buen aceite, freímos las tiras de bacalao inmediatamente después de pasarlas por la pasta orly. Nos tienen que quedar doradas por fuera y jugosas por dentro.
–A la hora de presentarlas, pondremos una tira de pimiento del piquillo sobre cada tira de bacalao.
La cuchara siempre ha sido recurso. Ahí están el potaje de vigilia y la purrusalda, que como explica José Luis Camacho acerca del segundo «es uno de los guisos por antonomasia de la Cuaresma». Por eso le gusta ofrecerlo es sus 'Jueves de cuchara' del Zascandil, en Gijón.
Propone también en estas páginas preparar soldaditos de Pavía, «muy típicos en Andalucía y clásicos de Casa Labra, en Madrid». Cuenta que el nombre se remonta a la Guerra de la Independencia Española y explica que durante este conflicto, el ejército napoleónico ocupó la ciudad italiana de Pavía. «Se dice que en honor a los soldados españoles que lucharon valientemente en esa batalla se creó este plato».
Ingredientes :
Pieles de bacalao, cocochas, sal gorda y mahonesa de limón: ralladura de un limón, dos hojas de cilantro, leche entera, sal y aceite de girasol.
–Para el alioli, echamos en un vaso de batidora la ralladura de limón, el cilantro, un poco de sal y dos dedos de leche. Ponemos la batidora al fondo y echamos aceite de girasol (no de oliva) y emulsionamos hasta conseguir una textura de mahonesa.
–Aprovechamos las pieles del bacalao para hacer torreznos. Las estiraremos en una bandeja de horno lo más limpias posible y las metemos al horno a 70º durante 4 horas.–En aceite de oliva, hacemos a la plancha las cocochas, primero por la cara más blanca hasta que cojan un tonillo dorado, y vuelta; serán unos dos minutos entre ambos lados.
–Sacamos las pieles del horno y las freímos en aceite bien caliente hasta que suflen y queden como torreznos.
Montaje final
Emplatamos un círculo de mahonesa de limón con las cocochas de bacalao por encima con un poquito de sal gorda y los torreznos coronando todo.
Ingredientes :
Dos dientes de ajo, una cebolla, un pimiento rojo y uno verde, un calabacín, una berenjena, una ramita de albahaca y aceite de oliva (la receta original llevaría romero o tomillo). Un trozo de lomo de bacalao de 150 gr. (sin piel, que guardaremos), dos o tres dientes de ajo enteros, una guindilla, sal, leche entera y aceite de girasol.
–Hacemos un pisto a fuego lento empezando con el ajo. Cuando coja color doradito, echamos la cebolla (que no se ponga muy marrón, sino transparente), los dos pimientos y, por último, calabacín y berenjena. Al final, la albahaca y, si hubiera, romero o tomillo.
–En un dedo de aceite de oliva, echamos el ajo y la guindilla y, cuando estén doraditos, los retiramos y reservamos. Introducimos el bacalao, lo confitamos despacito con el fuego al mínimo.
– Para el alioli, los ajos que retiramos los echamos en un vaso de batidora con un poco de sal y dos dedos de leche (la guindilla, opcional). Ponemos la batidora al fondo y echamos aceite de girasol (no de oliva) y emulsionamos hasta lograr una textura de mahonesa. Es importante que quede denso.
Montaje final
En un plato hondo apto para el horno, ponemos la base de samfaina, encima el bacalao y culminamos con el alioli cubriendo todo. Lo metemos al horno a 220º durante 6 minutos.
El recetario de estas páginas lo completan las sugerencias de L'Alma Restaurante, en Avilés, que ahora se llama Aimé. El cambio es solo nominativo, de puertas para adentro todo es igual. Su cocinero y corresponsable, Luis 'del Ferreiro' González, prepara samfaina, palabra que proviene del latín 'sinfonía' «por el equilibrio de sabores». Recomienda no tener prisa a la hora de hacer el pisto para que las verduras pochen en su justa medida y suelten el jugo en un orden. Y da un truco para saber si el bacalao con el que remata el plato está en su punto: «Si cuando pinzamos con los dedos, notamos que se mueven las lascas». Cocina también cocochas de bacalao, plato en el que aprovecha las pieles del pescado para hacer torreznos, «son adictivos», advierte.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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