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Antigua lata de pimentón Mickey (Hakes.com) e ilustración botánica de pimientos. CC PD
El pimentón murciano que se adelantó a Walt Disney

El pimentón murciano que se adelantó a Walt Disney

Francisco Martínez y sus hijos crearon un emporio que supo competir con el genio de la animación y llegar al despacho de Abascal

ANA VEGA PÉREZ DE ARLUCEA

Jueves, 2 de abril 2020, 12:12

En plena epidemia de coronavirus y con los ánimos generales por el suelo, los españoles seguimos dejando un pequeño hueco, más necesario que nunca, para la sonrisa, el ingenio y el disfrute casero. Entre esos dimes y diretes chistosos de la última semana ha habido uno que ha acabado protagonizando esta sección.

Les hablo del ya famoso bote de pimentón de Santiago Abascal, el objeto que sin duda más ha llamado la atención en esa foto que del despacho del líder de Vox se hizo en noviembre y que inopinadamente ha vuelto a la actualidad. Las latas de pimentón son objetos de pasión coleccionista y aunque dudo que el señor Abascal se dedique a esos menesteres, su pimentón en cuestión no desentonaría en ningún anaquel especializado: marca Titán, elaborado por José Martínez y Cía S.A. en Lorquí (Murcia). Pura historia pimentonera. Titán es una marca señera que encarna tanto la excelencia de nuestros productos como el espíritu emprendedor del campo español, ése que animó a registrar la marca en septiembre de 1936 o que espoleó a la misma familia a plantar cara al mismísimo Walt Disney.

El Walt Disney de Disney, sí. El que creó en 1928 junto a Ub Iwerks el ratón más famoso de la historia, y quien pese a todos sus millones no consiguió registrar a Mickey Mouse en todas las categorías de productos porque unos señores murcianos se le habían adelantado.

Los Martínez

Corría el año 1887 y Francisco Martínez Lozano, vecino de Lorquí, en la Vega Media del Segura, ya se dedicaba plenamente a la molienda de pimiento seco. Construyó su propio molino, creó su propia marca comercial y exportó con mucho éxito su producto a Estados Unidos a partir de principios del siglo XX. El pimentón seguía entonces elaborándose de manera artesanal con pimientos recolectados a mano, secados al sol, despojados luego de su tallo y semillas y triturados finalmente en un molino de piedra. Constituía el producto estrella de Murcia y un artículo de primerísima necesidad, ya que como apuntaba el periódico 'La Ilustración artística' en 1902, «los más elementales preceptos de la culinaria española exigen esta especia para el condimento de casi todos los guisos usuales de la clase media». De tierras murcianas salía la mayor parte del pimentón que alegraba los guisos de todo el país y también el 'spanish paprika' que comenzaba a arrasar en América. Del puerto de Cartagena, directamente hacia el de Nueva York, salían en 1927 casi 2.000 toneladas anuales de pimentón y una decena de aguerridos comerciales dispuestos a desbancar al paprika húngaro en América.

Uno de esos vendedores murcianos fue Evaristo Martínez Carbonell, hijo de Francisco Martínez Lozano, que en los años 20 se fue a hacer las Américas con sus latas de pimentón bajo el brazo. El escritor y corresponsal de 'ABC' en Nueva York, Miguel de Zárraga, le conoció en la Gran Manzana y su empresa le pareció tan extraordinaria que escribió sobre el tema en su sección el 19 de enero de 1927: «Estos días ha estado en Nueva York, después de recorrer los principales mercados de los Estados Unidos, uno de los seis o siete compatriotas que desde Murcia vienen todos los años, desde hace más de veinte, a vender el ya aquí famoso pimentón dulce murciano». Evaristo se dedicaba a promocionar la marca familiar La Carreta, la que más se vendía entre los yanquis debido a su gran calidad y a otra circunstancia más singular... «El secreto de su éxito está en su presentación. Efectúase ésta, a la vez que en sacos, en artísticos envases de latón cuyas litografías atrajeron poderosamente la atención de cuantos las vieron». Aquellas preciosas latas de La Carreta, litografiadas en Sevilla, fueron la gran baza de los Martínez ante el público americano y no tardaron en darse cuenta de que quizás diversificando su imagen y apelando a algún personaje conocido podían triunfar aún más. Dicho y hecho. Evaristo volvió a viajar en barco a EEUU en agosto de 1928 y allí debió de ver el primer cortometraje protagonizado por Mickey Mouse, 'Steamboat Willie', en noviembre de ese mismo año. Otras teorías apuntan a que conoció en Los Angeles a Ub Iwerks, entonces socio de Disney y autor del dibujo original de Mickey.

Sea como fuere, el caso es que antes de que a Walt Disney se le ocurriera registrar el personaje, su nombre y sus usos comerciales en España, los Martínez ya habían pensado en ello. Cuando Disney quiso en 1935 solicitar el registro de «un dibujo industrial para caricaturas grotescas de un ratón», se encontró con que no podía hacerlo en la categoría de especias, ni en la de conservas vegetales o de frutas. Matías Martínez, hermano de Evaristo e hijo del patriarca Francisco, se le había adelantado: desde el 16 de junio de 1933 tenía concedido el uso de la marca Mickey y de un ratón antropomorfo de grandes orejas. Obviamente inspirado en el de Disney, pero, y qué. Disney se tuvo que aguantar y los Martínez siguieron vendiendo latas de pimentón Mickey y de melocotón Mickey, además de La Carreta, Venus o el ahora célebre Titán. Como escribió Zárraga hace más de 90 años, fueron «unos laboriosos españoles que trabajan por el país como pueden y vencen como saben...».

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