Si el paparajote fuera japonés

La fresca hoja de limonero cubierta con una masa frita de huevo, harina, leche y levadura, espolvoreada con azúcar y canela, ganaría más glamour si se llamara 'papara-hôte'

Sábado, 4 de marzo 2023, 10:36

El otro día leí un magnífico artículo sobre la ciencia que esconde un paparajote. Escrito por el bioquímico e ilustre murciano José Manuel López Nicolás, me hizo pensar que si este singular postre hecho con hojas de limonero fuera japonés en vez de ... huertano, otro gallo cantaría.

Publicidad

El mundo entero lo conocería. Aparecería en infinidad de libros de cocina y en otras tantas fotos cursis de Instagram. Se hablaría de «poesía comestible», «delicia botánica» o «minimalismo superlativo», habría versiones hechas con hojas de naranjo, lima kafir, yuzu, cerezo y abedul escandinavo y su nombre tendría un significado conceptual de esos que tanto nos gustan a los occidentales, como «íntima alegría provocada por el aroma del limonero».

El 'papara-hote' tendría mucho más glamur que el paparajote y, sin embargo, sería lo mismo: una fresca hoja de limonero cubierta con una masa frita de huevo, harina, leche y levadura y espolvoreada con azúcar y canela. Así de simple y así de complejo, porque este dulce tiene un alma lírica que habla de huellas sensoriales, del rastro invisible que deja la hoja tras sacarla de su funda y comer únicamente la envoltura que lo recubre. Acho, pijo, paparajote, marinera, la Manga del Mar Menor. Los murcianos pueden quejarse de que el resto de españoles no conocemos su región como merece, pero llama la atención que dos de sus tópicos más famosos sean gastronómicos. Si nos preguntaran sobre sabores de Murcia en un concurso de la tele es posible que a la marinera de ensaladilla y anchoa pudiéramos añadir el café asiático, el pastel de carne, los michirones, el zarangollo y si me apuran hasta el Licor 43, pero es el paparajote el que se lleva la palma de la popularidad. ¿Será por su nombre, tan sonoro? ¿O por su particular ingrediente vegetal, que los neófitos suelen empeñarse en intentar comer?

El nombre tiene miga doble, porque en el habla murciana paparajote no sólo es un dulce de sartén sino también un vahído, soponcio o pampurrio. En diciembre de 2021 la RAE incluyó en su diccionario la primera acepción («dulce frito que se prepara rebozando una hoja de limonero en una masa...»), pero no la segunda, la de que te puede dar un paparajote mientras comes paparajotes.

Aunque la etimología concreta de esta palabra aún no haya sido discernida es muy posible que esté relacionada con otros muchos términos relacionados con la manduca y que derivan del latín 'pappa' (comida blanda o de niños) y 'pappare' (comer, tragar). De ahí salieron papear, papilla, papo, papada, papamoscas, papanatas, repápalo (torta o relleno), paparotes (en catalán, papilla)...

Publicidad

También la expresión «no saber ni papa» tiene el mismo origen, igual que papajote y paparajote. De esas dos últimas, la primera se usa en muchas zonas de Jaén para referirse tanto a un frito salado hecho con miga de pan, ajo, huevo y perejil como a uno dulce similar a un buñuelo.

Le ocurre lo mismo que al paparajote murciano, que en Totana es una especie de albóndiga elaborada con bacalao, garbanzos, pan, huevo, ajo y perejil mientras que en el resto de la Región de Murcia -especialmente en la huerta- es un postre de sartén del que antiguamente había dos versiones, de cuchara y de hoja. Aunque hoy triunfa la de hoja, más laboriosa, el paparajote de cuchara tiene más historia escrita.

Publicidad

Las primeras referencias al paparajote se hicieron a finales del siglo XIX en Murcia y Alicante, donde esta receta sigue siendo común en Orihuela, Almoradí o Callosa de Segura. En 1896 y 1897 sendos artículos del periódico murciano 'Las Provincias de Levante' hablaron de los paparajotes como bolas o pelotas de masa frita, típicas por San José.

El 19 de marzo de 1899 'El Diario de Murcia' publicó una poesía titulada 'El paparajote' que describía su proceso de elaboración, abuñuelado y sin gota de limón: «[...] Prepara los huevos frescos pon aceite á requemar, que no se olvide la harina y azúcar también sacad. Que esté la lumbre bien fuerte y ponte a partir los huevos, echa en un tazón las yemas, las claras batiremos».

Publicidad

Aquel antiguo paparajote no llevaba más que harina, aceite, azúcar y huevos. Las que sí incluían leche y hoja de limonero eran las 'follas de limoeiro' gallegas, que en el otro extremo de la península fueron descritas hace 121 años por el periodista y gastrónomo Manuel María Puga, alias 'Picadillo'.

Típicas del carnaval o entroido, aparecieron el 7 de febrero de 1902 en la sección que Picadillo tenía en el diario 'El Noroeste': «[...] requerid la hoja de limón y mojadla en la pasta de modo que se bañe algo más de la mitad, freídla luego y cuando esté dorada retiradla de la sartén y extraedle la hoja». Aún no sabían que a 1.000 kilómetros de distancia tenían unos hermanos murcianos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad