–¿Cómo llega un gijonés a copar buena parte del protagonismo de Madrid Fusión?
–Se lo sugerí yo a Fenicia Marketing Gourmet a sabiendas de que Iván de la Plata lleva muchos años en el tema gastronómico y que iba a estar seguro en Reale Madrid Fusión. Yo ya había estado pintando otras veces en este congreso para Gijón de Sidras y, bueno, aprovechando que aquí se dan cita cocineros, les propuse adaptar la caricatura a un soporte que les fuera propio y hacerles llegar el trabajo.
–¿Cuál ha sido su labor durante los días de congreso?
–Me ponía en un lado del escenario e iba pintando a los protagonistas que estaban dando la conferencia.
–Les retrataba en platos, ¿no?
–Eso es, en platos algo más grandes que los que tenemos en casa. Necesitaba algo tipo fuente de cachopo para poder trabajar bien (Ríe). La experiencia ha sido como caminar sobre un cable muy delgado porque me ha supuesto salirme de la zona de confort. No es lo mismo pintar en un papel o una tablet a hacerlo en un plato, pues el rotulador no desliza igual y la tinta no se fija de la misma forma. Tenía que tener cuidado porque si tocaba sobre lo dibujado, podía correrla y destrozarlo todo. Al acabar, echaba un fijador.
–Y tenía que dibujar sin posados...
–Esa era una gran dificultad porque no es solo que no se estuvieran quietos y mirando hacia mí, es que había momentos en los que los tenía a varios metros. Además, estar en el escenario me imponía mucho... Yo, que no sé ni freír un huevo, he pasado más tiempo en el escenario que ningún cocinero (ríe).
–¿Cuál fue la caricatura más complicada de lograr?
–Es que no tenía a todos los protagonistas controlados, así que la noche antes me metía a internet para buscar fotos suyas; lo hacía aún conociéndolos, por si acaso. Lo que más me mosqueó fueron los peinados. En las fotos que vi de Ángel León tenía el pelo rapado y a Madrid Fusión llegó con él largo... Y las chicas cambiaban todas de peinado.
–¿Los cocineros se esperaban la caricatura?
–No sabían nada y quedaban muy sorprendidos. A mí, ajeno totalmente a este mundo, me daba la sensación de que era gente 'endiosada', que iba a ser como tratar con estrellas del rock o futbolistas de Primera, y nada de eso. Son súpercampechanos. Flipaban y muchos me dijeron que nunca les habían hecho una caricatura en un plato. Se fueron sorprendidos y muy agradecidos.
–¿Veremos las caricaturas en sus establecimientos?
–Algunos comentaron que los colgarían, pero no sé dónde. Todos dijeron que lo iban a guardar con cariño.
–¿Cuánto tiempo lleva usted en la profesión?
–Me llevo dedicando a las caricaturas toda la vida. Le pillé el gusto de pequeño y la afición acabó convertida en profesión.
–Empezó en Gijón, pero ahora pasa mucho tiempo en Madrid.
–Llevo viviendo en Madrid seis años, pero trabajo a nivel nacional porque ahora es todo digital. Eso sí, voy a Asturias siempre que puedo, en fiestas, vacaciones y demás 'saraos'.
–¿En Madrid hay más trabajo?
–Bueno, la semana pasada estuve en Fitur haciendo caricaturas de cara al público. Trabajaba en una tablet y los dibujos se proyectaban en una pantalla gigante.
–Habrá podido aprovechar para aprender a cocinar algo...
–Qué va. Nada de nada. Estaba más pendiente de la gente que había alrededor (Ríe).
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