JESSICA M. PUGA
Jueves, 17 de junio 2021, 06:14
El grupo Deloya Gastronomía es un gigante de los eventos en Asturias. Dentro figuran el restaurante Mestura de Oviedo, con carta y zona para eventos; en Pravia está el Palacio de Moutas; en Gijón, el de la Concepción; en Villaviciosa, el Castiello de Selorio, que ... además de un pequeño salón tiene 15 habitaciones. Acaban de sumar la antigua casona de Cáritas en Salinas para apartamentos turísticos y también consta de servicio de catering.A la cabeza de todo está Javier Loya, quien hace unos meses añadió a la oferta Deloya Latores, el clásico abierto en 1994 por la familia Álvarez-Almeida, pero cerrado desde 2019. La gala de Oventense del Año sirvió de inauguración en tiempos de pospandemia.
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-¿Por qué Latores?
-Porque cumple una serie de requisitos que estábamos buscando. No teníamos ningún espacio en Oviedo con sus características en cuanto a exteriores, espacios y salones tan grandes. Todo sin alejarnos de la ciudad y apto para todo tipo de eventos postcovid. Y a su vez porque la ubicación nos ayuda a tenerlo como base logística para todo el grupo.
-Mucho espacio, ¿pero cómo se reparte?
-Se trata de una propiedad de unos 25.000 metros cuadrados con 3.200 útiles construidos, 5.000 de jardines y 300 plazas de aparcamiento. Es una de las antiguas 'vacas viejas' de Asturias, es decir, un macro y multiespacio propio de otra época en la que se daban cinco bodas y 40 comuniones a la vez. Lo hemos transformado haciéndolo mucho más exclusivo con la firme voluntad de dar solo un gran evento al mismo tiempo y apostando por la calidad al estilo Deloya.
-¿Para qué va a ser Deloya Latores?
-En principio nace como espacio para realizar todo tipo de eventos y celebraciones a partir de 10 comensales cerrando un menú previamente. No es un restaurante a la carta, al menos no de momento, porque venimos de una pandemia que nos ha hecho reiniciar todos nuestros negocios, con mucho equipo en ERTE, y no nos ha dado tiempo ha diseñarlo. Veremos si en futuro se puede.
-¿Cuál es la previsión del sector eventos asturiano para 2021 y cómo cerró el ejercicio anterior?
-El año 2020 fue un auténtico desastre. Nosotros acabamos con una caída del 83%, una auténtica locura, es que cualquier otro sector habría tenido que cerrar. Por suerte nosotros teníamos los deberes hechos y un buen pulmón financiero para soportarlo. Tanto que hasta nos pudimos meter en otras inversiones, como Latores. 2021 lo vemos con ojos mucho más positivos. Llevamos dos años de locura de fechas con nuestros novios y clientes, pero vemos que la situación se ha normalizado y todos están mucho más tranquilos; llevamos cuatro bodas y vemos que es una tendencia notable. Todavía hace unos días se cambiaron las medidas una vez más, pero que se puedan llenar más las mesas y se mentenga el control da mucha más tranquilidad.
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-¿Qué potencial tiene Asturias en eventos y cómo podemos explotarlo mejor?
-Soy un gran defensor de Asturias como espacio sin igual para eventos concretos, como pude ser el World Cheese, pero también, y esto es muy importante, para el tema congresual. Nosotros estamos muy metidos y sabemos que la región tiene un potencial tremendo porque tenemos los espacios tanto en Oviedo como en Gijón para albergarlos. Nuestro gran talón de Aquiles sigue siendo el llegar hasta aquí y su coste. A veces perdemos porque el apoyo de otras comunidades a atraer eventos es mayor, aunque cada vez se revierten más las cifras. Espero que el famoso AVE nos ayude a competir y que se note la apuesta regional por la gastronomía.
-¿Habla más el Loya cocinero o el empresario?
-Es imposible hoy en día ser cocinero sin ser empresario; nos hemos convertido porque es imposible sobrevivir sin serlo. La gastronomía es una ilusión, algo con lo que disfrutas, pero que si no gestionas bien, se acaba convirtiendo en una pesadilla porque no deja de ser un negocio. Conocemos muchos casos. Hoy en día tiene que haber un híbrido entre ambas; yo he pasado de ser mucho más cocinero a ser más empresario por las necesidades del momento.
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-¿Tiene alguna espina clavada en Asturias?
-No, me siento muy realizado con lo hecho, la verdad. Es algo que va con mi personalidad, pues tengo una mente súper inquieta. Mi ilusión constante y mis ganas de hacer cosas me impiden estarme quieto un poco (Ríe). Llevo un ritmo frenético, pero así seguiré mientras me divierta, me siga levantando cada mañana con ganas y tenga un equipo que me acompañe. Seguramente el día que pierda la ilusión me relajaré.
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