María Cano: «Hace falta educación para romper los techos de cristal»

En Voro se han fijado el reto de plasmar la cocina del paisaje que ven cuando suben la persiana, por el que pasean de camino al restaurante. Pero aportando también las propias raíces, pues en Voro comparte cocina con el jiennense Álvaro Salazar. Nuestros platos «suponen una mirada al entorno de las Baleares, pero sin olvidar de dónde venimos», describió en la que fue laponencia inaugural de la segunda jornada del congreso. Entroncaba su discurso también con el de sus predecesoras de la víspera y el mensaje que han repetido las cholitas al recoger su premio: la visibilización del papel de las generaciones anteriores.

«Pertenezco a una familia de cinco mujeres, y mi madre nos inculcó desde pequeñas valores como la educación y el esfuerzo, tan necesarios en los ámbitos de la vida para romper los techos de cristal que impiden que las mujeres alcancen las metas que merecen», explicó, poniendo nombre a una de las grandes responsables de que ahora ella esté en cocina: «Mi abuela Kika fue quien me inspiró en la cocina».

Su caso no es único en Voro (abierto en 2026), pues a Álvaro Salazar fue su tía Luisa quien le motivó a 'trastear' entre sartenes y fogones. «Es que estoy segura de que, si preguntamos a muchos de los cocineros más representativos de este país, las carreras de muchos de ellos han estado guiadas por mujeres de su familia», ahondó María Cano, que también se puso la chaquetilla para cocinar una ensalada de mariscos y un llamativo 'snack' con el bogavante como protagonista indiscutible.