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Uno de los síntomas más comunes durante la temporada de gripes y resfriados es el dolor de garganta. El carraspeo debido a los cambios de temperatura y el aumento del nivel de humedad en el ambiente se convierte en un síntoma común que ... llega con el otoño. Teniendo en cuenta las molestias que puede ocasionar, es recomendable tener una solución simple y efectiva en casa que nos ayude.
El jengibre tiene múltiples beneficios para la salud y es un aliado en este tipo de situaciones. Se prepara una infusión añandiendo el jengibre a la taza con el agua hirviendo. Una vez que repose 5 minutos, se cuela y está listo para tomar. Para potenciar aún más sus efectos se puede añadir miel o limón.
Se ha observado que los compuestos gingeroles y shogaoles del jengibre tienen efecto antiinflamatorio en nuestro cuerpo. Esta propiedad resulta muy eficaz para combatir el dolor de garganta y otros síntomas de los resfriados.
Sus propiedades antimicrobianas inhiben la proliferación de diferentes cepas de virus, hongos y bacterias. De esta manera además de ser un tratamiento para aliviar la irritación de la garganta es bueno para prevenirla.
Las propiedades antioxidantes, además de retrasar el proceso de envejecimiento, ayudan a fortalecer la función del sistema inmune, por lo que el proceso de recuperación se acelera.
Además, contiene muchos otros nutrientes, pues crudo es rico en minerales como el calcio, el sodio, el potasio o el fósforo y en ciertas vitaminas, como la C, la B2, la B3 y la B6.
El jengibre tiene un sabor único, cítrico y picante que consigue un toque inigualable. Su uso en la cocina está relacionado con la comida asiática y existen múltiples posibilidades para todos los gustos. Esta raíz es ideal en infusión, para condimentar y en ensaladas, sopas y salteados. Se pueden realizar platos como la crema de calabaza, naranja y jendibre o utilizar el aceite para elaborar un bonito marinado.
Para elaborar el aceite de esta planta, una vez triturada la raíz o cortada en pequeñas rodajas se coloca en un recipiente con el aceite para mezclar los ingredientes. Cuando esté listo se mete en el horno durante dos horas a fuego bajo (que no pase de los 70º). Se deja reposar y una vez que enfríe se cuela y se almacena en un lugar seco y fresco.
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Tiempo preparación | Tiempo cocción | Tiempo total | Comensales | |
---|---|---|---|---|
45 minutos | 15 minutos | 1 hora | para 30 galletas |
260 g de harina
2 g de sal
150 g de mantequilla
20 g de azúcar glass
100 g de azúcar moreno
5 g de canela en polvo
5 g de jengibre en polvo
1 huevo
1 Mezclar en un bol la harina tamizada, el azúcar moreno y la sal.
2 Añadir el huevo y la mantequilla pomada.
3 Especiar. Ya fuera del bol, añadir la canela y el jengibre en polvo y seguir amasando.
4 Reeposo. Hacer una bola con la masa, envolver en papel film y dejar reposar durante 1 hora a temperatura ambien o, si ahce mucho calor, en la nevera.
5 Espolvorear harina en una superficie plana y estirar la masa con el rodillo. Cortar con un molde y colocar las galletas en una bandeja con papel de horno.
6 Hornear a 180ºC durante 15 minutos. Dejar enfriar y espolvorear azúcar glass por encima para decorar.
La mejor opción es que sea fresco. El problema es que no se necesita demasiada cantidad para aromatizar un plato, y a menudo las piezas son algo grandes. Lo mejor es guardarlo sin pelar en la nevera envuelto con papel aborbente de cocina y metido en una bolsa con cierre hermético.
Si buscamos prolongar aún más su vida, podemos congelar el jengibre troceado en una bolsa apta para el congelador. Si está seco, la mejor opción para su conservación es un lugar sin humedad y oscuro, y estará perfecto hasta seis meses después.
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