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ANA RANERA
MIYARES.
Miércoles, 15 de septiembre 2021, 03:09
La quesería La Saregana tiene tras de sí años de mucho trabajo y una apuesta clara por reinventarse, haciendo productos de calidad. Ayer, los participantes de FéminAs pudieron conocer de cerca su historia, ver sus instalaciones y descubrir los resultados de su buen hacer. La ganadera Yaiza Rimada, responsable del negocio, se encargó de guiar esta visita que comenzó ante los praos donde estaban pastando sus vacas, el origen de todo y su razón de ser. «Cuando yo acabé de estudiar, hicimos una nave para vivir de la leche, pero después de unos años dedicados a ella, el precio bajó tanto que decidimos dejarlo y buscar el valor añadido de esta bebida», contaba sobre sus inicios.
Empezaron entonces a elaborar yogures y requesón, lo que les supuso «comenzar a cambiar la raza de las vacas y su alimentación», apuntaba. «Quiero que sean vacas jersey porque la calidad de la leche de esta raza es mucho mejor que la de la frisona, aunque produzcan menos cantidad», explicaba. «Además, intentamos que se críen de la forma más natural posible porque eso repercute en el producto. Con una leche de calidad es más fácil obtener un buen resultado», proseguía. «Al yogur hecho con leche de vaca jersey no le añadimos nada y su cremosidad y su textura son diferentes a los que daría la leche de vaca frisona», aclaraba. También le preocupa a Rimada la comida de las vacas: «Quitamos todos los alimentos procedentes de fermentaciones porque dan sabor a la leche», indicaba.
Después de aquellos primeros pasos de su andadura, se sumaron la mantequilla tradicional y el queso de leche cruda a su lista de recetas. Para lograr el mejor de los sabores en todas ellas, juega también un papel fundamental el bienestar de los animales, otro de los objetivos que no pierde de vista. «Las vacas están siempre libres y las ordeñamos dos veces al día», contaba. «Intentamos que todo sea lo más natural posible porque como ganadera quiero que las vacas estén bien», señalaba. Incluso en los partos, ella deja a las reses libertad para salir al aire libre
Rimada es una apasionada de su trabajo, lo confesaba antes de mostrar a los asistentes la propia quesería. «Me parece guapísimo estar desde que nace la vaca hasta que pones el producto en la mesa», indicaba. Y, por eso, el mejor halago que puede recibir es ese que tantas veces escucha: «Dicen que los productos saben como los que hacían las abuelas».
La Saregana es una empresa muy pequeña y «muy familiar», con vistas a crecer, pero tampoco demasiado. «Estamos muy contentos con lo que somos. Queremos vivir de ello dignamente, pero tampoco necesitamos mucho más», aseguraba.
Tras conocer a sus vacas, guió a los asistentes por sus instalaciones, las de una empresa que fabrica con mucho mimo y poco a poco. Allí, los participantes se interesaron por la elaboración de los productos que, pocos minutos después, todos pudieron degustar. De regalo, además, se llevaron un yogur como recuerdo de una visita que sirvió para valorar el trabajo de quienes apuestan por elaborar productos de calidad, sin olvidarse de los orígenes.
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