«Es muy importante que los cocineros identifiquen lo que tienen alrededor»

Aunque, a decir verdad, sobre la mesa Chile tiene muchas bondades, «porque es un país que tiene todos los climas, entonces prácticamente podemos cultivarlo todo, exceptuando los vegetales tropicales», contaba. Con esas, esta cocinera reivindicaba que «la tradición puede ser la base de la modernidad» y, lo que es más importante, «puede servir para vincular la potencia alimentaria chilena con la cocina de paisaje».

De hecho, Pilar considera que «la cocina es una auténtica plataforma de visibilidad para las comunidades» y, para apoyar esa creencia, en su restaurante Food & Wine Studio, «desde el año 2006 solo usamos ingredientes chilenos, exceptuando el chocolate y el café, que no tenemos». Y eso de apostar por productos de cercanía es creer en las personas que los sacan adelante, por eso, esta cocinera recordaba que «la cocina de terruño tiene caras y eso es muy importante para nosotros: poder tener interacción con los productores es fundamental. Es estupenda esa relación tan cercana».

De esa manera, las cosas salen mucho mejor y, para conseguirlo, ella incluso hizo «un mapeo para ver todas las cosas que tenemos en la cordillera de Colchagua y hay muchos platos porque hay mucha cocina contemporánea». Aunque los ingredientes principales siempre son la flor de sal y el aceite de oliva virgen extra. «La flor de sal es absolutamente pura y el aceite de oliva es tan noble que se monta en todos los sabores».

Sabiendo todo eso, Rodríguez defiende que hay que «respetar mucho las tradiciones, pero dándoles una vuelta porque son una inspiración enorme». Lo decía convencida de que «es muy importante para un cocinero identificar lo que tiene a su alrededor». Conociendo las bondades que se reparten por su tierra, le será mucho más fácil hacerse con una buena receta y con un buen vino.

Porque sí, la bebida también es fundamental para completar la experiencia en los restaurantes. «Es muy importante entender el vino desde el origen y tenemos los chefs la responsabilidad de lanzar un plato para conseguir que ese vino se muestre», aseguraba al tiempo que preparaba sus galletas de quinoa negra y blanca con aguacate -«un producto que en Chile comemos en el desayuno, en la merienda y en la cena»-, rematadas con mejillones «del Cantábrico». A esa receta se unió otra en la que la mar fue protagonista, siempre con las hierbas aromáticas chilenas para dar el último toque.