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«Todo el mundo tiene derecho a un nombre pero el de la hamburguesa está pillado». En 2021, la Organización Interprofesional de la Carne de Vacuno PROVACUNO sacaba una campaña para reivindicar el alma cárnica de uno de los platos más internacionales y consumidos a lo largo y ancho del planeta.
La organización lanzó, incluso, la web BuscalesUnNombre.com para que quienes comercializaban propuestas alternativas encontraran un nombre nuevo bajo el que presentar su producto. Triunfó la 'verduguesa'; al menos en el portal, porque el título no tuvo mayor recorrido.
En España, la cuestión se quedó ahí hasta hace poco, cuando el PSOE registró en el Congreso una iniciativa para regular las denominaciones de productos de origen vegetal, pero la polémica generada sobre qué es y que no una hamburguesa en Francia -país con mayor consumo de carne de vacuno per capita del viejo continente- escaló hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que el pasado mes de octubre dictó sentencia.
Según su dictamen, los Estados miembros no pueden prohibir la utilización de nombres como 'hamburguesa', 'salchicha' o bistec en productos de origen vegetal, salvo que se esté empleando un nombre legalmente protegido.
El Gobierno galo había vetado el uso de 21 nombres de carne para describir productos sin carne, entre ellos 'steak', 'escalope', 'costillas', 'jamón', lo que llevó a la Unión Vegetariana Europea (EVU) y otros actores del sector plant-based a elevar el caso ante la justicia comunitaria.
«Es una cuestión de transparencia y honestidad que responde a las expectativas legítimas de los consumidores y productores», defendía el entonces Ministro de Agricultura y Alimentación francés, Marc Fresneau.
El TJUE no está de acuerdo y subraya, además, que el derecho europeo se opone a determinar una proporción de proteínas vegetales mínima para el uso de denominaciones del sector de la carnicería o charcutería.
La Unión Vegetariana Española cree que decisión del TJUE tiene implicaciones directas para España, donde el sector plant-based se enfrenta a desafíos similares por la «reciente propuesta del PSOE, que busca restringir el uso de nombres cárnicos para productos de origen vegetal».
En su opinión, la propuesta supone «un ataque a la innovación en el sector de alimentos vegetales y un intento de proteger de manera desleal a la industria cárnica tradicional, a costa de la elección del consumidor».
La sentencia del TJUE establece un precedente claro: cualquier intento de regular de manera más restrictiva los nombres de los productos vegetales deberá justificar de forma convincente que no vulnera las normativas europeas ni obstaculiza el mercado único.
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