«España ha perdido sus complejos y todas las regiones cuentan»

-¿Cómo se ha adaptado la guía a la era de la información y al creciente interés que genera la gastronomía?

-La guía está en la mente de mucha gente como esa publicación con anilla naranja que se regala para llevar en la guantera. Cuando irrumpen las nuevas tecnologías, se queda en desuso, así que optamos por digitalizarla y responder a las nuevas necesidades e intereses que tienen los viajeros y/o comensales. Nos convertimos en una herramienta útil y prescriptora que aporta valor por recorrer España buscando sitios turísticos y gastronómicos de todo tipo. Ahí tenemos la web y, muy recientemente, la aplicación móvil donde se puede consultar dónde desayunar, comer un pincho o darse un homenaje.

-La guía se desarrolló con las carreteras. ¿Qué marca ahora el pulso?

-El usuario. En vez de enfocarnos en descubrir lugares y lanzarlos, la cuestión está en aportar información de lo que se busca en cada momento. Al respecto han sido muy importantes los 'soletes', una calificación que empezó en 2020-2021 porque tenemos la inmensa suerte de vivir en un país donde la gastronomía no se acota solo a la alta gastronomía, que es maravillosa, pero también hay otros negocios muy buenos y más cotidianos.

-¿La experiencia gastronómica de hoy en día es más amplia?

-Absolutamente. Incluye tanto el local a donde vas con tus compañeros de trabajo a por un pincho como el restaurante al que vas con tu familia un domingo. ¿Podrías ir a un sol o, incluso, a tres soles? Claro, pero también teniendo en cuenta que estos están reservados para la mayoría para ocasiones especiales. En el confinamiento aprendimos a valorar esas pequeñas cosas del día que también son especiales, como una caña bien tirada.

-Supongo que por ahí va su respuesta cuando le dicen que cada vez hay más negocios reseñados en su guía.

-Por eso hay diferentes categorías, si las miramos de manera individual no hay tantas. Soletes, además, sacamos varias hornadas al año en consonancia con el momento. Es decir, en verano nos centramos en terrazas y chiringuitos y no en lugares donde comer pucheros. Sacamos 300 nombres a nivel nacional. ¿A cuántos toca Asturias? No son tantos.

-¿Y respecto a otras categorías?

-Nuestro posicionamiento es ser la guía local; no buscamos competencia de sector ni de comunidad, sino talento para contárselo a la gente y que disfrute. ¿Si son muchos? ¡Bienvenidos! Lo que está ocurriendo a nivel gastronómico en este país es imparable e importantísimo. Se vive un momento muy dulce porque se han perdido complejos de conjunto de país, de decir que ya no solo unos pocos tienen algo que contar. Cada comunidad está cocinando sin complejos y con la autenticidad de su territorio y su recetario tradicional sin pensar tanto en modas. Eso nos arroja un mapa lleno de soles con identidad propia.

-Califican hasta si la luz en el comedor es buena o mala para hacer fotos. Los más puristas se enfadarán...

-La gente quiere llevarse una foto porque vivimos en la era de la imagen. Los platos están conceptualizados para ser imagen, es así, así que es un fallo que la luz no acompañe. No es solo para redes sociales, se trata de responder a la experiencia real del usuario de hoy en día.

-¿Qué dice María Ritter de Asturias como usuaria?

-Es una región privilegiada por lo que tiene de producto y paisaje; está muy bien puesto el eslogan de 'Cocina de paisaje'. Se trata de una cocina que se ha mantenido fiel a sus raíces y que ha sabido evolucionar sin perderla de vista... Qué importante es esto ahora que los comensales tienden al recetario tradicional, a la naturaleza, a la sostenibilidad... La guía está muy enfocada en ello porque son cosas que las nuevas generaciones tendrán asumido.

-¿Tanto como para poder acoger la próxima gala Repsol?

-(Ríe) Decidimos hacer las maletas y tuvimos Alicante como primera parada. La idea es recorrer todo el país, pero no tenemos aún un destino decidido para la próxima edición.