El Puerto-Pequeños Frutos nació hace 20 años, como una salida profesional cuando los frutos rojos aún eran desconocidos en la región. Aún así convencieron a la gijonesa Yolanda Suárez y a su marido para establecerse en Villanueva de Trevías (Valdés) y dedicar tres hectáreas ... al arándano. La campaña está a punto de empezar, están expectantes de recibir el nuevo 'modus operandi' a causa del coronavirus y vigilan, como cada año, a pájaros e insectos.
-¿Qué ha cambiado en la empresa en estos 20 años?
-Empezamos con la filosofía de no poner todos los huevos en la misma cesta, por eso pusimos de todo: fresa, frambuesa, arándanos, grosella roja y negra y hasta mora. Luego aprendimos que algunos de ellos, como la frambuesa, eran demasiado delicados o que no había forma de venderlos, como la grosella. Así que fuimos descartando y nos quedamos solo con el arándano.
-Están en Principado Berries, ¿para qué una cooperativa?
-Para poder vender mejor. O sea, para juntar más volumen de fruta y colocarla fuera de Asturias. No somos ruta de paso ni estamos bien situados a nivel de comunicaciones, así que nadie manda camiones para cargar pocos kilos, los 200 diarios que, como máximo, podemos recoger nosotros solos. En cambio, juntándonos sí logramos cantidad suficiente para llenar un camión.
-¿Cómo se presenta el año?
-En principio bien, hay plantas muy cargadas. Una granizada es lo peor que nos puede pasar ahora que la fruta empieza a aparecer en las plantas más tempranas. Si ocurriera, ese arándano se quedaría para destrío. Otro gran problema podría llegar en noviembre, cuando nos toca coger los tardíos. El año pasado nos quedó muchísima fruta en la planta porque empieza a llover y hay muy pocas horas de sol. Estamos poniendo invernaderos para taparlas y poder alargar su recogida hasta finales de mes.
-¿Qué supone el destrío?
-Que no se comercializa como tal porque no tiene la apariencia óptima. Se congela y queda para industria. El arándano es una fruta muy particular que se aprecia más cuanto menos tocada esté. Cuando lo cogemos, va directamente a las tarrinas, ni lo lavamos ni nada y no podemos cogerlo con guantes porque pierde la película que lo recubre, que es la que le aporta calidad. Aún no sabemos cómo vamos a tener que trabajar este año con el coronavirus, supongo que se extremarán más las medidas higiénicas.
-¿Qué diferencia el arándano asturiano del andaluz?
-Son variedades diferentes. Las hay que necesitan muchas horas de sol, que les basta una cantidad media y otras que apenas necesitan: ellos tienen unas y nosotros, otras. Nuestras variedades son de ciclo largo, es una fruta que para hacerse tiene que estar mucho tiempo en la planta. Incluso dentro de las variedades que se dan en Asturias hay diferencias: nosotros las tenemos tempranas, aquellas que se dan de junio a agosto, que son más dulces, sabrosas y delicadas y tienen la piel más fina, y tardías, que son un poco más ácidas.
-Los berries fueron la novedad hace unos años. En cambio la fresa, que ya tenía tradición, ha perdido terreno. ¿Qué ha pasado?, ¿se debe a la llegada de otros frutos del bosque?
-Nosotros la pusimos al principio, casi por imperativo. Cuando empezamos y fuimos a pedir las ayudas por ser joven agricultor y demás, no veían viable lo de los pequeños frutos, era demasiado novedoso, pero sí nos daban la subvención si poníamos fresa. Lo cierto es que es un cultivo viable en Asturias, de hecho hasta que el arándano empezó a dar, vivimos de él, pero llegó un momento en que tuvimos que elegir. Yo la fresa la recogía y la repartía y eso sí que tenía mercado. Pero también es delicada, se mete la niebla y se estropea fácil. El arándano es más duro y aguanta mejor los problemas de hongos por humedades.
-¿Cuánto arándano se queda en Asturias a día de hoy?
-Cada vez se queda más. Cuando empezamos, y durante mucho tiempo, no se quedaba absolutamente nada. Una parte muy importante de mi cosecha del año pasado se quedó, de hecho, la cooperativa vendió mucho arándanos a un mayorista de aquí. Eso sí, aún una cantidad importante se vende a otras regiones y hasta hace dos o tres años todavía hubo mucho para exportación, porque aquí no había mercado bastante.
-Si el consumo regional sigue creciendo, ¿habrá producción?
-En Asturias hay más producción que consumo, así que podríamos abastecerlo sin problema por mucho que creciera. Es que aunque produzcamos mucho arándano, en el cómputo nacional no es nada. La cosecha asturiana anual es la de un productor pequeño de Andalucía. Aquí tenemos fincas pequeñas y otro sistema de producción y cultivo.
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