«La sidra trabaja como nunca en obtener nuevos productos»

La directora comercial y de marketing del grupo El Gaitero lo trató desde la gran dificultad de su sector: la estacionalidad, que llevan enfrentando tres generaciones. «Tenemos que cambiar el chip del consumidor que asocia la sidra con la Navidad o solo con la natural de escanciar», indicó incidiendo en que en otros muchos países el calendario no condiciona tanto el consumo. El sector regional está trabajando para revertir la tendencia: «En los últimos 25 años, ha trabajado como nunca en desarrollar nuevos productos», reafirmó Cardín.

Chelo Gámez pasó de ser la primera profesora catedrática de la Universidad de Málaga a fundar, en 2008, recién jubilada de la docencia, una microempresa familiar desde la que producir jamones ibéricos. «Tras estudiar Económicas y pasar 39 años en la universidad, mi conocimiento del jamón era nulo, lo único que tenía era un gran amor por el producto y un padre que me había enseñado las características diferenciadoras». Creó La Dehesa de los Monteros para meterse en un sector con una oferta muy madura amparada por la calidad en forma, por ejemplo, de denominaciones de origen, buscando «diferenciación y excelencia». Las halló en su ubicación: la serranía de Ronda. «Somos el segundo productor de castaña de España, así que pensé que antes de la montanera de bellota podría aprovechar y dar a mis cerdos castaña. Así ofrecería algo diferente», recordó. Por eso sus productos tienen un dulzor particular. Ahora, el 25% de lo que produce de rubio curado se dedica a la exportación, especialmente al sudeste asiático y Europa, «y este año empezamos con Venezuela y Ecuador».

La diferenciación también fue clave para Juvé & Camps. En su caso entendida como comenzar a vender sin azúcar, «algo que no pueden hacer ni franceses ni italianos», expuso celebrando el auge de la cultura 'gourmet' su consejera delegada, Meritxell Juvé, quien lució el título de CEO más joven (tiene 37 años) de España en su sector.

Lograr la excelencia fue el paso previo a la internacionalización para Castillo de Canena. Rosa Vañó, la directora comercial de esta empresa nacida para gestionar el olivar familiar en Jaén, tuvo claro que había que dar «un paso más en la cadena de valor» antes de salir fuera. Ahora, « el 70% de nuestras ventas de excelencia se vende en 50 países, sobre todo en Inglaterra, Japón, Corea, México y Oriente Medio».

Las cuatro ven en la gastronomía un punto añadido para sus proyectos, y así lo dijeron interpeladas por la moderadora de su mesa, la periodista Esperanza Peláez. «Nosotros podemos contar lo buenos que somos, pero qué vamos a decir de lo nuestro, los restaurantes son nuestros grandes prescriptores», resumió la asturiana María Cardín. De hecho, Vañó animó a buscar la manera de «sumarnos a ese protagonismo incontestable que tienen los chefs españoles».

No están en el mismo sector, ni siquiera son de la misma generación ni llevan los mismos años en primera línea, pero en común tienen, además de pasión por su trabajo, haber roto techos de cristal. Contraria a los cupos por obligación y sí por profesionalidad se mostró Cardín: «No me gusta que me escojan por ser mujer ni que me digan la hija de papá», cuestión celebrada por sus compañeras y el resto de participantes. «Las mujeres tenemos mucho que aportar y no podemos permitir ni que nos cosifiquen ni que nos pongan zancadillas».