En su primer viaje espacial, en 1998, el astronauta Pedro Duque se llevó en su equipaje para el Discovery un chorizo de León, además de un par de quesos y otros objetos. Nunca un chorizo había llegado tan lejos. España es la patria del chorizo, ... y de él pueden encontrarse un sinfín de versiones. Son muchos los apellidos de alcurnia para chorizos españoles, entre los que hemos de recordar el de Cantimpalo (Segovia), de superficie blanca, que a veces lleva hasta jamón; El de Pamplona, con la carne picada fina y en tripa gruesa; El de Potes (Cantabria), que añade pimienta y tomillo, ahumado con encina; o el de Candelario (Salamanca), de cerdo ibérico al igual que los de Guijuelo, Jabugo y Extremadura. Todo chorizo español es rojo gracias al pimentón, ingrediente que no tuvimos hasta el siglo XVI, ya que los pimientos vinieron de América. Antes del descubrimiento, En Europa los embutidos eran blanquecinos, o bien negros, si llevaban sangre. Por ello no deja de resultar curioso que hoy en algunas partes de España llamen chorizo criollo o argentino a cualquier chorizo blanco. El auténtico criollo lleva como condimentos ajo molido, pimienta negra, ajo hervido en vino, orégano y semillas de hinojo. Normalmente sólo se consume asado a la brasa o a la plancha.

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Además de esos chorizos, de los que se fabrican con otras carnes (jabalí, ciervo...) o aditamentos (cebolla y calabaza, en el chorizo ceboleiro gallego) y variantes como longanizas y chistorras, hay muchos embutidos que gozan entre nosotros de aprecio y popularidad. Prescindo de hablar de lomos embuchados y otras chachinas que no deben considerarse embutidos, como las cecinas y los jamones. Puestos a hablar de las cosas que resultan al rellenar con algo una tripa, parece que la historia comienza con la morcilla. En la Odisea (IX a.C), Homero hace mención de la tripa rellena con sangre y grasa que puede asarse al fuego. Es, que yo sepa, la referencia más antigua que tenemos de un embutido. Los romanos eran muy aficionados a ellos. Tenían numerosas variantes de salchichas, y sabemos que el 'botulus', cuyo nombre ha perdurado en nuestro botillo, otro de los embutidos singulares de España, propio de la comarca de El Bierzo, en el que lo que se rellena es el ciego, una porción del intestino grueso, tuvo su origen en la civilización romana.

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