Cada país suele estar relacionado con ciertos clichés, pero hay un motivo por el que el tango, el fútbol y el vino tinto se han convertido en símbolos para Argentina: contienen amor y nervio, alegría y seriedad. Lo mismo sucede con el asado. Suele decirse ... que la historia del asado comienza en el siglo XVI, cuando los conquistadores españoles introdujeron en Sudamérica el ganado vacuno de raza turdetana. Las estepas argentinas ofrecían las condiciones perfectas para que los animales pudieran sobrevivir en la naturaleza. En el XVIII, por las pampas deambulaban millones de cabezas de ganado, muchas de las cuales no pertenecían a ningún rancho específico. Varios siglos después, Se importaban reses británicas como angus y hereford, y el mítico gaucho se ocupaba del ganado montado a caballo. Cuando los gauchos necesitaban comida, sacrificaban un animal y ensartaban la carne en un artilugio de metal que ponían en vertical junto al fuego. Este solía tener forma de cruz y, en la actualidad, se utiliza para asar animales enteros (¿les suena el cordero a la estaca?)

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Durante muchos años, los gauchos se desarrollaron en el asado en el interior del país; más tarde este se hizo popular en las grandes ciudades y empezó a prepararse en una parrilla horizontal en lugar del tradicional método vertical. Grupos de inmigrantes de las clases trabajadoras de Buenos Aires popularizaron la preparación de casquería, y la parrilla horizontal facilitaba el asado de este tipo de cortes. En muchos sentidos el asado funciona como un ritual. Es el tesoro nacional indiscutible. Se trata de una ceremonia que está arraigada en la cultura y una parte del engrudo social que mantiene unido a un grupo de personas. El hecho de que todos sepan qué esperar de él proporciona seguridad y afinidad. El asador de la familia suele tener sus trucos y secretos, que pasan de generación en generación, pero además del parrillero, el factor más importante es la calidad de la carne de la que se consumen ingentes cantidades. En un asado tradicional, la comida puede dividirse en varias partes y se puede servir en un orden determinado. El mandamiento siempre ha sido que se ha de comer todo menos la piel.

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