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JESSICA M. PUGA
Jueves, 8 de julio 2021, 05:56
La gijonesa Lara Roguez (1984) llegó al Acuario de Gijón para revolucionarlo. La chef ejecutiva del restaurante Kraken defiende una cocina con sabor a mar, platos divertidos, coloridos y muy visuales. Tras titularse en ingeniera técnica, estudiar cocina en Gales y pasar por Gloria y ... el Hotel Bal (hoy Artiem), representa la mejor Proyección.
-Sin modestia, ¿por qué merece este premio?
-Por la constancia que estoy teniendo, querer ir a más y luchar para conseguirlo. Si me propongo algo no paro hasta que lo logro y soy un poco cabezona. (Ríe). Y más en esto, que no deja de ser un sueño. Poder dedicar la mayor parte del día a algo que te apasiona hace las cosas más fáciles.
-No estudió cocina antes porque en casa se lo desaconsejaron. ¿Qué dicen ahora?
-Están encantados. (Más risas). Me costó unos años, ¿eh? Tuve que escuchar mucho lo de '¿por qué no te dedicas a lo tuyo?'. Pero fue hasta hace tres o cuatro años. A mi madre le costó bastante asumirlo, me recordaba siempre que esto es muy sacrificado; a mi padre no tanto.
-Ha empezado a ser la delegada de Asturias de Mujeres de Gastronomía y promovió la Asociación de Cocineras del Principado de Asturias. ¿Tiene alguna espinita clavada?
-Me gusta formar parte por hermandad, para unirme con otras mujeres que hayan vivido situaciones similares, compartir vivencias y echarnos un cable. Nunca me he sentido rechazada en un puesto de trabajo por ser mujer, pero en ciertas ocasiones sí lo he tenido más difícil. Una vez entré en un restaurante en el que había un equipo de 11 hombres y yo además era la más joven, imagínate. Y en Gales también tuve algún problemilla con un compañero... Esa es la vieja escuela, y quien se quiere quedar se queda y quien no, evoluciona. Iniciativas como Mujeres en Gastronomía no significa 'soy mujer y por eso me lo tienes que dar', me lo tengo que ganar, pero en las mismas condiciones que cualquier hombre. También estudié Ingeniería Industrial, que solo éramos cinco chicas en clase...
-¿Cómo se come en Gales?
-Mal. (Ríe). Cuando llegué a un supermercado y vi que era todo precocinado, pensé 'ay, madre mía, qué voy a comer aquí'. Luego sí que es cierto que me moví en una zona de restaurantes de mucho nivel donde había muy buen producto. Estuve en una brasería, El Prado, y luego en otra, Isabella's, nos llevamos el premio de Mejor Restaurante de Comida Extranjera.
-Estudió cocina allí. ¿Notó mucho cambio al regresar?
-Sí, en todo. Cuando llegué me sentí como si no hubiera pisado una cocina porque cambian hasta los utensilios más típicos. Ni los hornos de vapor o mixtos existen, allí es todo horno al uso. Luego, lógicamente, también cambian las bases de referencia.
-¿Qué tiene su cocina actual de esa estancia que duró tres años?
-Por lo que doy gracias es por lo que aprendí en cuanto a velocidad y gestión de estrés. Y a dar el punto correcto a carnes y pescados. Teníamos un menú preteatro en el que en hora y media teníamos que sacar un menú de dos pases y postre a 70 personas en formato 'showcooking'. ¡Y entre dos personas!
-En Kraken reina el mar. ¿Era una despensa pretendida o consecuencia de llegar al Acuario?
-Siempre me había gustado mucho el tema marino, pero no me había centrado tanto. Poder arrancar este proyecto, estar sobre el mar y descubrir todo lo que esconden el plancton y las algas me atrajo del todo. Cada vez nos estamos especializando más.
-Tanto que el Acuario de Gijón incorporará un centro de investigación marino. ¿Cuándo, cómo y qué se va a hacer ahí?
-El proyecto está aprobado, pero aún estamos esperando. La idea es dedicar una planta a la investigación en gastronomía.
-Hay quien en el gremio dice que la savia nueva de ahora no es tan fuerte como la de los 2000.
-Estamos en un momento malísimo para la hostelería, eso también se tiene que tener en cuenta; ahora tienes que currarte todo el triple. Sí creo que nos falta salir, en Asturias nos queremos muy poco de cara al exterior. Lo veo en comparación con otras provincias que se venden genial. Aquí no hay manera de movernos, yo lo intento, hablar con unos y otros, y cuesta... Somos un poquito cerrados y a veces parece que hay recelo entre cocineros. Sé de mucha gente que hace cosas geniales, pero no lo enseña, no sé si es porque no le gusta la farándula, que también puede ser.
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