Silverio Argüelles, de Disceas, empresa dedicada a la distribución de bebidas. ALEX PIÑA

Silverio Argüelles. Disceas, distribución de bebidas

«Antes se cenaba a las once, ahora se sale a comer y se hace un buen tardeo»

La experiencia avala a esta empresa asturiana que va por la tercera generación, y destaca entre los retos del sector la inmediatez, la trazabilidad y la digitalización

Sábado, 27 de abril 2024, 02:00

El teléfono de Silverio Argüelles no descansa, por lo que él tampoco. Lleva desde 2018 –con su hermano Luis Manuel– al frente de la empresa familiar que fundó en 1970 su abuelo Manuel, aunque entonces su actividad era el embotellado de vino (Vinos Argüelles). La ... distribución –fundamentalmente de bebidas– empezó en 1983, en el marco geográfico de la cuenca del Nalón. Con los años han ido ampliando concejos y catálogo. Esta semana presentó 'Nuestres fabes con CM', las jornadas que se prolongan hasta el 5 de mayo y en las que participan 72 restaurantes de toda la región, ofreciendo menús con la faba como ingrediente fundamental y dos vinos de las Bodegas Matarromera.

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–Todo empezó con una empresa dedicada al embotellado y ahora distribuyen cientos de referencias líquidas. ¿A qué se debió el cambio?

–Lo provocó que nos dieran, en 1983, la distribución de Schweppes y PepsiCo para la zona centro de Asturias.

–¿Y con quién llegó el crecimiento de referencias? ¿Quién es el que apostó por los vinos?

–Yo. Antes solo llevábamos una gran marca de vinos, Bodegas y Bebidas, que luego pasó a ser Pernod Ricard. Ellos llevaban vinos de muchas denominaciones de origen, pero para mí era poco. Quería vinos de otra clase, de más gama y mayor diversidad, y conseguir la mejor relación calidad-precio.

–¿Asturias era buena plaza para mover eso?

–Había mercado para ello, así que fui picoteando en bodegas que me interesaban, como CM, Viña Pedrosa, Dehesa de los Canónigos... Hablamos de bodegas grandes no tanto en volumen, sino en prestigio y recorrido.

–La distribución pone en contacto a las bodegas con el cliente final, que en su caso principalmente es el canal Horeca. Pero, ¿qué más hace el distribuidor?

–Esto es como tener un hijo pequeño al que tratas de enseñarle todo. Cuando contacto con una bodega lo tomo como si yo fuera una extensión de ella y no solo fuera parte de la compra-venta. Mi misión es convencer a mis clientes de que el producto que les llevo va a ser bueno y va a pegar fuerte entre su clientela. Y les ofrezco una relación calidad-precio que muy pocos ofrecen. Además, tengo que conseguir que mis comerciales se sientan dentro de todo.

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–Los de la distribución son actualmente, según el ramo, los malos de la película, los que suben los precios.

–Ahí hablamos de las grandes cadenas de alimentación, que se quedan todo el margen de beneficio. En mi caso es la bodega la que trabaja con el sector primario. Nosotros no engordamos el producto en origen porque no trabajamos ahí, sino ya desde un canal de venta; somos el que lo acerca al consumidor y cobramos por ese servicio.

–¿Qué cambios en la distribución ha traído la pandemia?

–Han cambiado los hábitos de consumo; antes se salía a cenar a las 23 horas y se tomaba la primera copa a las 2 de la mañana; ahora, en cambio, se sale a comer y se hace un buen tardeo, y si se queda a cenar, que sea a las 21 o 22 horas como mucho. Y se acaba primero, claro.

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–¿Y se bebe menos?

–Se bebe lo mismo, pero por el día. Yo no noto que se beba menos, la verdad...

–En una época que hay más servicio a domicilio que nunca y las ciudades son más para peatones que nunca, ¿qué retos tiene su sector?

–Nuestro principal objetivo es seguir ofreciendo el mejor servicio posible a la hostelería asturiana. E inmediatez. Porque en 24 horas, e incluso en 12, estamos listos para servir los pedidos que nos hagan. También es importante la trazabilidad, que nosotros implementamos en 2014, y la digitalización, a lo que particularmente invertimos mucho tiempo y recursos.

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