El embutido que se supera año tras año

El chosco de Tineo bate cifras año tras año. Las bondades del embutido artesano son ya un secreto a voces que eleva su voz por encima del suroccidente asturiano, tradicional bastión, y resuena en nuevos mercados. El crecimiento lo reflejan los números. Si en 2022 la IGP cosechó su récord de ventas, el año pasado superó esa cifra en un 12,7%.

Los número son reveladores. En 2020 se certificaron 53.000 unidades, en 2021, 60.000; en 2022, 63.000; y, en 2023, 71.000. Agustín Menéndez, presidente del Consejo Regulador, aún recuerda cuando cocían los choscos en una perola de pulpo porque apenas se vendían cuatro. Aunque suene remoto, apenas han pasado una docena de años desde entonces.

El reto inicial del singular embutido era darse a conocer en el Principado. Alcanzado el propósito, a pesar de que el oriente no termina de abrazarlo, el desafío pasa por trascender más allá de la región. Tanto en Madrid como en Andalucía, donde existen productos similares como la carne mechada, la acogida es esperanzadora. La producción parece muy lejos de alcanzar su techo. Es éste un «buen momento», aunque la actividad no es ajena a los vaivenes del mercado. Afectan, por ejemplo, la escasez de cerdos y la subida del precio de las materias primas, desde el pimentón a la tripa.

Siete elaboradores producen a día de hoy chosco de Tineo, un producto, sin duda, identitario y artesanal que se elabora a mano a partir de una mezcla de cabecera de lomo y lengua de gochu, ambas partes nobles, adobada con pimentón, ajo y sal y embutida en ciego, parte del intestino grueso que le confiere su forma redondeada e irregular. Posteriormente, se ahuma y también se cura.

De textura jugosa, posee un sabor y un aroma característicos que encaja en recetas muy diversas. Aunque cada vez es más conocido, sus propiedades nutricionales son para muchos ignotas. Rico en proteína y bajo en grasa, su ingesta proporciona vitaminas y minerales. Puede disfrutarse junto a unos cachelos, rellenando un cachopo, en una pizza o integrado en el antiquísimo pote asturiano.

Amparado desde 2007 por una identificación geográfica protegida, el producto forma parte de Alimentos del Paraíso Natural, marca de garantía que distingue productos agroalimentarios y pesqueros únicos y exclusivos elaborados en la región. Sinónimo de singularidad y excelencia, engloba a todas las denominaciones de origen e IGP, pero también a los productos ecológicos certificados por el Copae y otros productos de calidad, entre ellos las verdinas, los arándanos, los huevos camperos, el kiwi o las marañuelas.

Sabedor de su potencial y casi infinitas posibilidades, el embutido explora distintas vías de promoción y comercialización. Como explicó el presidente de la IGP, pronto llegarán al mercado nuevos formatos y las piezas, en la actualidad de entre 500 gramos y dos kilos, podrán adquirirse por mitades o incluso loncheadas. Además, avanza en los hermanamientos con otros productos asturianos, desde el Cabrales al Vino de Cangas y también la Asociación de Criadores de Gochu Astucelta.

Bajo el título '¡Qué arte! Chosco de Tineo, sabor de autor', la campaña de promoción de este año ha permitido a destacadas personalidades de la gastronomía, el arte, la música, el deporte, el periodismo o el cine ensalzar sus muchas virtudes. Entre ellas, el cocinero triestrellado Nacho Manzano, nombrado Embajador de honor.

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