
Miguel Ángel de Dios, hostelero y Cofrade Mayor del Desarme
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Miguel Ángel de Dios, hostelero y Cofrade Mayor del Desarme
«Los restaurantes no son farmacias 24 horas, el cliente se adaptará»Miguel Ángel de Dios es Cofrade Mayor del Desarme y de honor de otras cinco hermandades gastronómicas más. La de Oviedo que él inició en 2012 persigue su próximo gran reto, que lleva rumiando desde hace cinco años: convertirse en Fiesta de Interés Turístico Nacional. Entre los requisitos, acreditar su relevancia social. Actualmente son 190 cofrades y 54 los negocios embajadores del Desarme de Oviedo, fiesta que este año se celebrará del 16 al 26 de octubre.
–Quieren que el Desarme sea Fiesta de Interés Turístico Nacional. ¿Cómo va el trabajo y qué fecha se marcan?
–Estamos cumplimentando todos los requisitos y preparando el dossier. Cumplimos con todo lo que piden, lo único que tenemos que hacer es pasarlo a papel y ordenarlo para que el próximo 19 de octubre podamos conseguirlo.
–¿Es realista? ¿Y factible conseguirlo tan rápido?
–Sí. Tenemos todo el apoyo del Ayuntamiento de Oviedo, del Principado, de Turismo nacional, de Hostelería de España y de muchos cocineros y cofradías gastronómicas nacionales e internacionales. Si no llegáramos este año, sería por problemas burocráticos.
–La Cofradía del Desarme se creó en 2012. ¿Para qué?
–Para promocionar el menú gastronómico que consideramos el más antiguo de España. No es que estuviera en peligro de extinción, sí que se comía, pero solo el 19 de octubre; nosotros hemos conseguido sacar unas jornadas que prolongan el tiempo de disfrute y consiguen que no se coma solo una vez, sino varias y en diferentes establecimientos. Empezamos nueve cofrades, todos hosteleros, y ahora es la fiesta gastronómica más importante de Asturias. Es importante tener unos valores y representarlos.
–¿Lo es? Se van a enfadar algunos...
–Puede haber muchas jornadas, pero si atendemos a la historia y a lo que mueve... El pasado año se dieron más de 70.000 menús. La Cofradía ha conseguido mezclar cultura, gastronomía e historia en torno a un menú de paz.
–La apuesta de Oviedo por el turismo vinculado a la gastronomía es innegable.
–Hay que felicitar al concejal de Turismo por ello. Nos hemos centrado en algo, pongo como ejemplo la campaña 'Oviedo, origen del Camino'. El resultado de las acciones es que la ciudad, en estos últimos seis años, ha experimentado un 'boom' turístico innegable. Oviedo es una fiesta gastronómica, está en la calle, se vive y se respira un ambiente respetuoso y no masificado.
–¿Cómo lo ve el de aquí? Porque el turismo trae cambios en los precios, llenazos...
–A todos nos gusta la hostelería, pero a nadie le gusta tener un bar debajo de casa. El que quiera vivir en una isla, que vaya. Estamos en una región que necesita riqueza, por lo que habrá que generarla, y el turismo lo consigue, y no solo para el sector hostelero.
–¿Cómo ha visto evolucionar la manera de disfrutar de la hostelería?
–El asturiano siempre tuvo una manera propia de interpretarla, aquí cada negocio es un centro social donde se reúnen amigos, familia... Todo va evolucionando y nosotros nos vamos adaptando a las circunstancias, lo vimos con la ley antitabaco y con la pandemia. Ahora tenemos dos tipos de clientes: el que por circunstancias de trabajo sale a comer de lunes a viernes y el que va a disfrutar el fin de semana. Hemos perdido la noche de entre semana; cada vez somos más europeos.
–Pero las quejas vienen porque hay menos gente.
–La cuestión es tener la suficiente clientela para cubrir costes, y adaptarnos a las temporadas igual que al fin de semana. Cada negocio tiene que adaptarse a su clientela y eso nos lo marca el día a día; si ya no llegan cenas, no tengas ahí personal.
–¿Cómo hacerlo rentable?
–Hay que adaptar horarios y personal. Todos vivimos en una adaptación constante.
–¿Qué es mejor, lo de antes o lo de ahora?
–Los negocios van a ser cada día más profesionales y con personal más especializado, y las horas de apertura las van a marcar las ventas porque no somos farmacias de 24 horas. Y el cliente se va a tener que adaptar también.
–¿De qué estado de salud gozan el grueso de cofradías? En muchas falta renovación y presencia.
–Yo entré en el mundo de las cofradías asturianas en 2010 y ahí vi su repercusión y cómo, a través de una, podíamos promocionar el menú del Desarme. Es que no se trata solo de una reunión de amigos, una cofradía gastronómica es la voluntad de un grupo de personas que se unen para promocionar el producto de su pueblo, su ciudad, la cocina del sitio, su historia, fomentar el turismo...
–Entre los nueve cofrades que iniciaron la del Desarme está José Luis Álvarez Almeida. ¿Qué le dice al nuevo presidente de Hostelería de España?
–Lo conozco desde hace mucho y muy bien. Tuve la suerte de estar con él ocho años como presidente de la Junta Local de Oviedo y cuatro más como vicepresidente de Hostelería de Asturias.
–¿Habrá que recordarle que cuide de Asturias?
–No hará falta. Cuando era crío, sus padres le regalaron unas buenas botas y desde entonces se mete en todos los charcos. Es una persona que siempre está cerca, muy activa, a veces demasiado directa, pero eso es bueno. Hará mucho más ahora por esta región. A todos nos gusta juzgar, pero se nos olvida que es más fácil eso que hacer.
–¿Qué hará cuando el Desarme sea Fiesta de Interés Turístico Nacional?
–Dejaré el paso a otro. Lo llevo un tiempo pensando.
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Luis Antonio Alías
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