La cocina asturiana, de fiesta

En lo repartido de las distinciones ahonda el periodista Carlos Maribona. «El occidente la merecía y desde que cerró Paco Ron Viavélez estaba olvidado», expone, incidiendo en que Diego Fernández, de Regueiro, lleva tiempo tentándola. La cuenca minera, «que está muy bien ahora», se estrena en la guía. «Es bueno que se reconozca una zona donde tradicionalmente hubo mucha casa de comidas y ahora hay también muchos jóvenes que regresaron a casa y están haciendo cosas», valora, al tiempo que aplaude a Xune por haber abierto un sitio que ha llamado rápido la atención. «Si el Ave llega y para en Pola, la zona va a potenciarse más», advierte.

Lo cierto es que tras siete años de sequía y una alegría contenida en 2022 porque aunque ganó brillo Ayalga lo perdió La Sagar, este año ha sido, por fin, bueno. «Hacía tiempo que tocaba», opina Jaime Uz, que además de mantener estrella en Arbidel ha conseguido reconocimiento en Lena. La sidrería de Villaviciosa ya no es suya y aunque ese proyecto ya ni siquiera existe mientras lo hizo recibió un reconocimiento Bib Gourmand convirtiéndose en la primera sidrería en lograrlo.

«La gastronomía asturiana gana muchos enteros en el panorama nacional. Nos consolida como un polo de atracción», explica el crítico gastronómico Eufrasio Sánchez. El también crítico gastronómico Eduardo Méndez Riestra no quiere caer en chovinismo, por lo que señala que toda España está en eclosión. Además, rompe una lanza en favor de los restaurantistas que llevan años marcando el camino: «Sin ellos, no se hubieran contagiado otros».