El chosco de Tineo conquista Andalucía y Levante.
Gastronomía asturiana

El chosco de Tineo conquista Andalucía y Levante

El «gran desconocido de la gastronomía asturiana» se posiciona en el mercado nacional a la espera de la autorización para comercializarse bajo distintos formatos

Domingo, 2 de febrero 2025, 18:24

El chosco de Tineo, amparado por una IGP, era tiempo atrás desconocido más allá del suroccidente asturiano. Aunque cada vez es más popular, fruto de la intensa promoción de los últimos años, no son pocos los ciudadanos del Principado que aún desconocen sus singularidades.

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Por eso, sorprende que a través de la venta online las piezas viajen al sur de España, demandadas por particulares que han encontrado en el tradicional embutido un filón de sabor. A los propios elaboradores les sorprende el fenómeno, que no aciertan a explicar. Cuenta el presidente del Consejo Rector, Agustín Menéndez, que la tendencia comenzó con la pandemia y los principales destinos, más allá del mercado regional, son Andalucía, Castellón y Valencia.

Las compras proceden de particulares, no de hosteleros, como sí ocurre en Madrid, donde la entrada cuesta más -la morcilla y el chorizo asturianos están muy asentados- con una salvedad: la «moda» de los cachopos con chosco, que sustituyen el jamón por el tradicional producto tinetense. El 'boom' de los filetes empanados está contribuyendo a la penetración del producto, aunque el consumo no es doméstico y está muy vinculado a la restauración.

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Más allá del sabor y del proceso artesano que lo precede, el chosco utiliza su versatilidad como principal argumento de venta. Puede comerse en lochas pero también saltearse, lo que modifica sustancialmente su sabor, cocinarse a la plancha o integrarse en las recetas más clásicas del recetario asturiano, caso del pote asturiano.

Los elaboradores persiguen desde hace tiempo poder innovar con los formatos y vender, como el resto de embutidos, sus piezas loncheadas o en mitades pero necesitan primero el visto bueno de la Unión Europea, por el que llevan dos años esperando y que confían que llegue pronto.

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Las singulares piezas, definidas por la forma de la tripa y de forma redondeada e irregular, pueden alcanzar un peso de hasta dos kilos. El tamaño dificulta su venta a clientes particulares e incluso al grueso de las familias, cada vez compuestas por menos miembros.

Por eso, el Consejo Rector busca equipararse al grueso de embutidos y quesos, superando esta limitación.

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