«Asturias es la tercera comunidad con mayor consumo de cerveza craft»

–Presenta Alewives, cuyo nombre hace referencia a las mujeres cerveceras.

–El 80% de aficionados a la cerveza craft tiene la inquietud de elaborar Alewives es una doble IPA roja con centeno, un estilo que se hace muy poco y del que yo soy muy fan. Me gusta mucho el centeno en la cerveza, le da mucha presencia a la birra, espuma y cuerpo. Alewives es muy densa, tiene un sabor especiado tirando a amargo, mucho cuerpo y ocho grados. Vamos, es un perfil americano de la vieja escuela (Ríe).

–¿Cuántos estilos hay?

–Hay un listado oficial que estipula en torno a 110, pero luego hay un montón de combinaciones, digamos, no oficiales.

–¿Cómo se explica entonces que muchos digan que no le gusta la cerveza?

–En España, en prepandemia, las ventas de cerveza natural suponían el 1% y la industrial, el 99%, que además se lo reparten entre tres grupos. España está a la cola sin ninguna duda.

–Hablemos de la cultura cervecera de Asturias.

–Yo, que soy de Guadalajara, creo que Asturias, después de Cataluña y País Vasco, es la comunidad con mayor consumo de cerveza craft. Es curioso cómo el poso de elaborar sidra en casa se ha extendido a la cerveza; realmente hay mucho movimiento en la región. Caleya es la que más produce y la que vende fuera. El resto, ahí van; es verdad que las hay que desaparecieron en los últimos 12 meses, pero también es cierto que el sector, en toda España, se tenía que centrar; no es normal que en siete años se pasara de 70 marcas a 700.

–Su nueva cerveza, Alewives, tiene una historia detrás que resumen en un libro...

–Sí, y que también se puede descargar en PDF escaneando el código QR de la etiqueta de la birra. Karol y yo somos diseñadores y ahora que ella está más metida en la tienda, queríamos hacer algo que integrase mi mundo, la cerveza y la redacción, y el de ella, que es ilustradora y directora de arte. Queríamos contar algo con la cerveza, y nos decantamos por una parte de la historia que siempre llama la atención: cómo la imagen negativa de las brujas surge de querer desprestigiar a las mujeres que hacían cerveza. Todo fue una campaña orquestada a partir del siglo XIV para echarla del sector.

–¿Cómo es eso?

–Las mujeres han sido las que, en todas las épocas, proveían de alimentos. La cerveza era uno, así que ellas la elaboraban y la vendían. Para destacar entre los comerciantes, se ponían un sombrero puntiagudo y una capa de estrellas de seis puntas, símbolo de la alquimia. Todo iba bien hasta la gran peste en Europa, cuando aumentó mucho el consumo porque era un producto hervido y, por tanto, esterilizado. Ahí se vio que podía dar mucho dinero, se empezaron a crear gremios, sociedades industriales y leyes, y los que tenían dinero empezaron a definir cómo y dónde se tenía que elaborar , eliminando a la competencia. Y ahí se vio a la mujer como la mala del cuento, que vendía pócimas para quedarse con el dinero de los clientes y envenenarlos.