«Tenemos una buena oportunidad, pero Asturias tiene que creérselo primero»

La cuestión está en hallar dónde estamos para, a partir de ahí, ver hacia dónde vamos. Pedro Martino, que tiene un restaurante homónimo en el entorno rural de Oviedo, en Caces, no quiere ser «derrotista», pero entiende que «estamos en un momento complicado, con muchas especies tocadas y algunas, incluso, que se han perdido». «Pero se puede salvar», asegura, al tiempo que arguye que una manera de hacerlo es «dar valor al campo y a los que lo trabajan», reivindicando así «todo lo que tenemos en Asturias» en cuanto a producto, que es «muy bueno».

«Nos lo dicen los de fuera, pero nosotros no lo vemos; tenemos que aprender a valorarlo», ahondó quien defiende mimar una «cocina en asturiano por la despensa que utilizamos, pero también desde un punto de vista antropológico».

El gerente del consejo regulador de la DOP Sidra de Asturias celebró su mensaje y dio todavía un paso más al anunciar que consumir lo nuestro, «lo nuestro de verdad», matizó, da empleo y contribuye a crear comunidad. «Hablamos de sostenibilidad para poder dejar un futuro mejor a nuestros hijos, pero también porque estamos conformando un paisaje y respetando nuestro legado», dijo haciendo referencia a la próxima declaración de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

«La cercanía es clave porque el tiempo va de la mano de la calidad, y esto queda especialmente patente en alimentos con vida tan corta como los pescados. La marca Pescados de Confianza de la Rula de Avilés asegura que lo que te llega al restaurante o pescadería estaba en el mar unas pocas horas antes», defendió el director técnico de la rula avilesina Ángel Muñoz.