Javier, entre las cubas de su cerveza. PABLO NOSTI

«Buena música, buena comida y buena cerveza es nuestro lema»

Javier Huerta. Socio fundador de D'Equí ·

Cerveza Artesana D'Equi es cómo convertir una pasión casera en un modo de vida

Ana Segura

Gijón

Jueves, 18 de marzo 2021, 04:14

El día que a Javier Huerta y a su esposa, Inma Espina, les echaron del trabajo por el cierre de la compañía, tras más de veinte años, nació un mundo nuevo. De 'homebrewers' -elaboradores de cerveza caseros-,pasaron a empresarios. D'Equí es, ... casi cinco años después, una marca artesana consolidada en Asturias cuya consagración llegó en 2019, año en el que obtuvieron la medalla de oro en la Barcelona Beer Challenge con su Metal IPA. Basta escuchar la pasión con la que Javier Huerta habla de sus productos para entender la devoción que siente por la cerveza.

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- Su fábrica ocupa los terrenos que un día fueron de El Águila Negra. ¿Casualidad o nostalgia?

- Llevábamos años mirando la nave porque nos parecía que su ubicación era inmejorable así que cuando decidimos crear algo propio lo tuvimos claro. La peleamos y la conseguimos. La elegimos sobre todo por donde estaba, pero también hay que valorar la calidad de agua de la zona. Solo hay que pensar la cantidad de empresas de bebida que ha habido en el entorno.

- ¿Es difícil diferenciarse con las cervezas artesanas en auge?

- Caleya y Cotoya sentaron las bases del mercado en Asturias hace varios años pero de aquella no era tan complicado abrirse un hueco. Las cerveceras tienden ahora a especializarse. Soma, en Cataluña, lo ha hecho en las ipas, por ejemplo. Laugar, en el País Vasco, en cervezas negras que envejecen en barricas de whisky y bourbon.

- ¿Y ustedes?

- Nosotros elegimos otra estrategia. Optamos por varias cervezas de estilos distintos con la premisa de que sean muy buenas. No queremos tener un catálogo muy grande. No vamos a sacar 40 o 50 productos por año, como otras marcas. Parece una locura, pero así está el mercado... La idea es contar con cuatro o cinco estilos muy asentados y sacar de vez en cuando ediciones limitadas.

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-Hábleme de sus clásicos.

-Está Nirvana, una American Pale Ale elaborada con tres tipos de malta, con sabores cítricos, a pino y a resina. Nuestra cabeza de cartel es Metal Ipa, una West Coast IPA, que ganó la medalla de oro en la Barcelona Beer Festival. Queen es una Belgium Strong Ale con una amargor suave y matices dulces.

-La música se cuela en el título de sus birras.

- Yo nací en los setenta. Vengo de vivir los ochenta y me encanta el rock, aunque también hay alguna referencia al jazz. 'Shake it Baby', Heil Rock, Janice, Marley, Hoochie Coochie... Además de elaborar las cervezas, en la fábrica contamos con una zona en la que damos comida y servimos nuestras cervezas con la música de fondo. Antes de la pandemia celebrábamos también conciertos, pero ahora esa parte está parada.

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-Un 'Taproom'

-Así es. Buena cerveza, buena comida y buena música. Ese es nuestro lema y nuestra razón de ser. Por eso le hacemos siempre un guiño en nuestra cervezas.

-¿A cuánto asciende su producción?

-En 2019 vendimos 35.000 litros. Ese año supuso nuestra consolidación gracias al Barcelona Beer Festival, primer concurso al que nos presentábamos. En 2020 íbamos a superar los 50.000 litros pero llegó la pandemia. Tenemos que recuperar objetivos pero tampoco queremos volvernos locos creciendo. La condición es no renunciar a la frescura y para conseguirlo tenemos que ceñirnos al mercado local.

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-¿No quieren exportar?

-En Estados Unidos la frescura de la cerveza es esencial, aquí se mira menos pero para nosotros es fundamental. Una cerveza artesana debería consumirse al mes de embotellarla. Como nuestro proyecto no es muy grande, las sacamos casi a medida según las peticiones del distribuidor.

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