Equipo.JavierFarpón y Abel Terente afilan los cuchillos en la cocina de El Asador de Abel. PABLO NOSTI

Siero

El Asador de Abel lo es ahora también de Javier

Los cocineros se conocieron en 2017 al recoger la Caldereta de Don Calixto y unen definitivamente sus caminos: el joven coge los mandos del restaurante del maestro, que se jubila tras abrir en 1999 en Siero

Sábado, 13 de mayo 2023, 10:03

¿Podría haber un asador de Abel sin Abel Terente? La respuesta que dio el hostelero en estas mismas páginas el pasado enero no dejaba lugar a dudas: «¿Por qué no? Lo puede coger una persona que tenga ganas y tenga, incluso, mejores ideas ... que las mías». Solo faltaba encontrar el quién, y es lo que ha conseguido esta primavera: el cocinero Javier Álvarez Farpón se queda con el restaurante sierense.

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Hay que remontarse a 2017 para hallar el primer vínculo entre ambos. El 3 de julio de aquel año coincidieron en Gijón recibiendo la Caldereta de Don Calixto, los premios que anualmente concede este periódico. Abel Terente (Langreo, 1953) la recibía al Maestro Regional, y como Cocinero Joven lo hacía Javier Álvarez Farpón (Oviedo, 1989). Con ellos, el Maestro Nacional, que en aquella decimoséptima edición fue Quique Dacosta. «Ahí nos conocimos», recuerdan.

Aquel verano se forjó una relación que ahora, seis años después, se sella con «una venta que no deja de ser una continuidad en el negocio». Porque en esas llevan el último mes, trabajando codo con codo en El Asador de Abel, en Argüelles (Siero), para colocarse a la misma altura del mismo camino. Después, Abel Terente se jubilará y el 'heredero' volará solo, a sabiendas de que «puede contar conmigo para lo que quiera», le dice el maestro.

La oferta culinaria se mantendrá, renovándose solo en su justa medida en tanto «la carta que propone Abel y la mía van en la misma sintonía, con la cuchara, el producto de calidad y la tradición como piezas clave», apunta Farpón, al tiempo que hace referencia a platos con su sello que no podrán faltar, como el steak tartar, las croquetas de jamón o la tarta de queso, por citar algunos. Mantendrá la brasa porque «me gusta de siempre», aunque no fuera su máxima en Casa Farpón, donde un kamado era lo más parecido. «Yo siempre la he defendido; la brasa es la forma más natural de tratar un buen producto, porque no hay más 'aderezos' que la propia manipulación que se le de», ahonda Terente.

El Asador de Abel mantendrá su línea y su filosofía. Conservará también su equipo, al que Terente agradece «su buen hacer y tantos años de trabajo a mi lado». Por mantener, el restaurante cuyos mandos coge Farpón mantendrá hasta el nombre: «Al menos de momento, ya veremos luego si planteo una fusión o cambio algo».

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No son los detalles los que ahora preocupan al joven cocinero, que está «muy contento» con lo que está viviendo. «Además, el proceso de adaptación por parte de Abel podría ser diferente, pero mejor es imposible. Es un paisano. Todos me están tratando fenomenal desde el primer día», explica desde un comedor que ahora es suyo.

Quique Dacosta, Abel Terente y Javier Farpón coincidieron al ganar la Caldereta de Don Calixto en 2017. E.C.

Nuevos caminos

Javier Farpón empezó el año con «una cosa clara». Tenía, dice, dos opciones: o crecía empresarialmente hablando o cerraba Casa Farpón el 31 de diciembre. Inclinando la balanza a favor de lo segundo estaba una realidad con la que llevaba conviviendo un tiempo: la dificultad para encontrar trabajadores y una ubicación que no acaba de despegar. «El proyecto de Mamorana es muy romántico, pero siempre igual... Yo iba sabiendo ya lo que me iba a encontrar y a veces necesitas algo más», explica un cocinero que se declara poco amigo de la comodidad y de rutinas que tienen al mínimo. «Lo que podía dar el crecimiento empresarial a un proyecto como ese, para nada pretencioso, sería una estrella Michelin», pero jugar todo a una carta que se reparte en noviembre «tampoco lo veía como opción».

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Encontrarse en el camino con Terente fue «una casualidad» y algo que le permite «crecer empresarialmente» poniendo un «punto y seguido» en Casa Farpón, que permanecerá cerrado por el momento. «No soy sentimental en eso, tiene más pena mi madre que yo. Yo lo veo como una etapa y, de hecho, me gusta haberlo podido cerrar el 31 de marzo como lo hice, estando al día», describe el cocinero un proyecto que abrió hace siete años en la cuadra que su abuelo tenía en Mamorana y que creció tras la pandemia. «No sé qué pasará el día de mañana. Por el momento lo cierro para centrarme en Siero, y ya veré después de verano si lo alquilo, lo vendo o lo abro», dice acerca de la parte nueva. Lo que era cuadra se lo queda.

Abel Terente iniciará una faceta nueva pues, tras más de 50 años dedicado a la hostelería: 26 de ellos en La Gruta (Oviedo) y 24 en el asador, ve la jubilación muy cerca. «Estoy contento por el relevo, sé qué Javi lo hará maravillosamente bien porque es un chico con mucha ilusión, ideas claras, tesón y saber hacer... Pero es inevitable estar también triste», reconoce quien lleva desde 1999 inmerso en la rutina diaria del asador que convirtió en referente en el centro de Asturias. Sabe que este año pondrá el punto a su trayectoria; y el suyo sí es final. «Es como despedirte de un hijo que a su vez tiene muchos hijos, que son los clientes y mi personal», aduce. La preocupación también está entre sus sentimientos más apremiantes en tanto ve que «después de tanto tiempo en activo, ahora toca parar y aprender a no hacer nada». La familia y los amigos le harán la adaptación más fácil. Si bien guarda un último consejo para su 'heredero': «Mantén un trato casi personal con los clientes. El Asador es como su casa. Mantén eso».

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