Jaime Uz, Ricard Camarena, Lara Roguez y Ramón Coalla, en el centro con sus Calderetas y rodeados de los asistentes a la entrega de premios. ALEX PIÑA

Apoyo total a la hostelería en una emocionante entrega de las Calderetas de don Calixto

Ramón Coalla, Lara Roguez, Jaime Uz y Ricard Camarena recogieron los prestigiosos galardones del suplemento 'Yantar'

MARCO MENÉNDEZ

OVIEDO.

Martes, 13 de julio 2021, 00:51

Las instalaciones del restaurante Deloya Latores, en Oviedo, fueron ayer el escenario de uno de los actos de entrega de las Calderetas de don Calixto más emocionantes que se recuerda. Esta XXI edición de los galardones anuales del suplemento gastronómico de EL COMERCIO, el ' ... Yantar', dejó patente el gran esfuerzo que han tenido que realizar no solo los cuatro galardonados sino todo un sector que se ha visto muy perjudicado por la pandemia sanitaria del coronavirus. La caldereta al maestro nacional fue para el valenciano Ricard Camarena, el premio al maestro asturiano, para Jaime Uz; el cocinero con proyección, para Lara Roguez, y el galardón a la innovación, para Ramón Coalla. Los cuatro tuvieron muy difícil contener la emoción durante la entrega de las calderetas, si bien contaron con el unánime apoyo de todos los asistentes al acto.

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Benjamín Lana, presidente de la División de Gastronomía de Vocento y director de Madrid Fusión, fue el encargado de presentar a los premiados, a quienes calificó como «reflejo de la resistencia del sector de la hostelería, uno de los peor tratados» por la crisis. También reconoció que estos profesionales estuvieron «demasiado tiempo desatendidos» y que se vieron «abandonados por las instituciones», a diferencia de lo que ocurrió en otros países vecinos. Pero, también reconoció Lana que, a pesar de que muchos profesionales quedaron por el camino, el sector «está saliendo adelante, echándose los problemas al hombro». Eso sí, apuntó que la hostelería afronta dos retos, que pasan por aprovechar la influencia de los cocineros para incorporar al resto de eslabones que conforman el sector, desde los productores hasta los camareros, así como decidir si se ha de caminar hacia el mundo del espectáculo o servir de herramienta para la transformación social.

Esos retos y lo pasado durante este más de un año de crisis sanitaria quedaron reflejados en el semblante y las palabras de los galardonados. Ramón Coalla no se quiso olvidar de todo el equipo que le ha acompañado en estos 30 años de transformación de su negocio: «Cambiamos de rumbo porque si no, nos moríamos», explicó. Y dirigió su mirada al mundo del vino de calidad porque «nos gustaba». Pero lejos de arrogarse méritos en el desarrollo de marcas y productos que dio a conocer en sus dos tiendas de Gijón, la de Oviedo y la más reciente de Madrid, aseguró que «los responsables del resurgir de los vinos y las sidras fueron los pequeños productores que se mataron trabajando día y noche». En su opinión, «nosotros solo nos hemos adaptado a los tiempos actuales».

«Soñaba con recoger una»

La más emocionada fue, sin duda, Lara Roguez, quien recordó que siendo ya licenciada en Ingeniería decidió cambiar su vida. «Cuando cambié el rumbo, tienes en mente que quieres llegar a la altura de cocineros como los que tengo hoy -por ayer- enfrente. Nunca pensé que fuera a estar aquí». Con la voz entrecortada, apuntó que «este está siendo un año de viajes y reconocimientos. Siempre había visto los premios de las Calderetas y soñaba con estar recogiendo una». A duras penas consiguió agradecer el apoyo que le mostró su familia en todo momento, así como «al grupo Rainforest, que me dio la oportunidad de estar en un gran restaurante (Kraken Art Food, del Acuario de Gijón) y poder cumplir mis sueños».

Jaime Uz es un cocinero curtido en mil batallas y que regenta el restaurante Arbidel, en Ribadesella, y la sidrería gastronómica Lena, en Villaviciosa. Pero eso no impidió que su voz se quebrara al recordar sus inicios en la cocina de la mano de su madre, en su cafetería de Oviedo. El chef, con una estrella Michelín y un sol Repsol, estudió con los mejores cocineros del País Vasco y, tras varios años, «al volver a Asturias, me di cuenta de que lo que estaba buscando lo tenía delante de mí. Ese ingrediente secreto de mi madre, que era la imaginación». Por eso, terminó dedicando la Caldereta de don Calixto a «esa mujer que cocina para los suyos con el corazón».

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El galardón nacional fue para el valenciano Ricard Camarena, quien acudió a Oviedo acompañado de su mujer, Mari Carmen Bañuls. Tiene dos estrellas Michelin y tres soles Repsol. Felicitó a los premiados asturianos, porque «una de las cosas más bonitas es que te reconozcan en tu tierra y la segunda, que te reconozcan fuera». Y es que consideró «maravilloso» que este reconocimiento provenga de otra provincia como es Asturias. «Es complicado que se fijen en ti cuando estás en un sitio pequeño, como Valencia. Solemos ver lo que sucede en un lugar grande, como Madrid o Barcelona». Camarena tuvo palabras de reconocimiento para su mujer y se emocionó al indicar que «cada acción que hago está marcada por ella».

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