Alberto Fernández Hortal, con el polo de la Cofradía del Oriciu que preside. juan carlos román
ALBERTO FERNÁNDEZ HORTAL

«Defiendo la veda del oriciu, es el pago por no haberlo cuidado antes»

PRESIDENTE DE LA COFRADÍA DEL ORICIU ·

Lamenta que la tradición de comerlos se vaya perdiendo poco a poco: «Antes era un producto barato y muy rentable para las sidrerías, pero ya no. Ahora son un lujo»

Jueves, 20 de octubre 2022, 10:02

Alberto Fernández Hortal preside la Cofradía del Oriciu desde su creación en 2010. En este tiempo ha visto de todo, desde una veda que impide su captura en Asturias hasta quienes los demandan con el primer frío del otoño. «Los oricios buenos son de enero ... a abril», dice.

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-¿Cuándo, quiénes y por qué presentan una cofradía dedicada a los oricios?

-Éramos doce amigos del barrio en Gijón a los que nos gustaba comer. Cuando conocimos el mundo de las cofradías y vimos el buen ambiente nos animamos a crear una porque éramos, y somos, unos enamorados del oriciu. La Cofradía del Oriciu empieza el 17 de marzo de 2010. Lo bueno que tenemos es que ninguno tiene un interés comercial, somos degustadores, pero no hay conserveros ni chigreros ni pescadores. Ahora somos once y estamos retomando, poco a poco, la actividad.

-¿Tras la pandemia?

-Sí. Es que nos hizo mucho daño porque nuestro séptimo capítulo iba a ser aquel fatídico 14 de marzo de 2020, cuando nos cerraron. Nos supuso unas pérdidas económicas importantes porque teníamos 400 kilos de oricios comprados que ni se pudieron devolver ni nos pudimos terminar. Esperamos poder celebrar nuestro séptimo capítulo el año que viene, que la verdad es que ahora hay un auténtico 'boom' de actividades organizadas por cofradías.

-¿Hay demasiadas?

-Son una manera de promocionar un producto y una tierra y se hace de tal manera que a la gente le gusta y se moviliza. Les veo futuro y de hecho, están creándose cofradías en pueblos pequeños especialistas en algo. Si las administraciones las apoyan, incrementarían los datos de turismo gastronómico.

-Hablemos de la veda del oriciu, que en Asturias lleva desde septiembre de 2016 cuando en comunidades limítrofes no. ¿Qué opina?

-Soy un acérrimo defensor de la veda; hay que cuidar la especie, ahora estamos pagando no haberlo hecho. El ser humano es un devorador nato, da igual que hablemos de oricios que de carne. Nos contaban los buzos que bajaban hasta 12 metros para traerlo; esquilmaron todo el fondo marino cercano a la costa y su coste de recolección era, claro, mucho mayor. Entiendo que para los mariscadores sea una faena, pero con el tiempo se van a dar cuenta de que era necesario y de que les va a venir bien. Galicia, por la desgracia del 'Prestige', ha ido por delante. Estuvieron vedados unos años a consecuencia del vertido de petróleo y, cuando volvieron, se dieron cuenta de que había muchísimo más. Desde entonces lo están haciendo bien; hay, al menos así era antes de la pandemia, un cupo diario por mariscador con licencia de 100 kilos al día y tienen garantizada su venta, así que saben que van a tener unos ingresos fijos. Con esto me refiere a que no todo es cuestión de levantar la veda, también importan los términos, pues recuerdo que aquí cualquiera podía ir y coger cinco kilos al día. Espero que es lo quiten.

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-Están entrando otros mercados.

-Que influyen en la subida del precio. Los franceses lo compran todo y luego vas ahí y pagas tres euros por un oriciu cuando aquí, no hace tanto, comprábamos un kilo por cuatro. Ahora los tenemos aquí por 18-20 euros el kilo, cada vez se comen menos porque es un lujo.

-¿El que se cogía en Asturias era mejor que el que se trae?

-En eso hay muchas teorías, pero yo digo que depende sobre todo de cuestiones como la temporada y el desove. Ahora, cuando pedimos una ración en una sidrería realmente no sabemos de dónde viene. ¿Qué diferencia al que se coge en el norte de Portugal del del sur de Galicia? Nada. Los que vienen de África... bueno, pero si salen buenos tampoco se notan las diferencias. A simple vista no se puede saber que un oriciu ye bueno, es mentira.

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-¿Cómo afecta la veda a lo social?

-Es una tradición que se va a perder, cada vez se ve menos, incluso en las casas. Antes eran muy rentables para los negocios porque era un producto barato que vendían a un precio razonable; ahora los compran y venden caros con un margen de beneficio ridículo. Las pocas sidrerías que los siguen dando lo hacen por dar servicio a clientes asiduos que los quieren; entiendo que los negocios son para ganar dinero y si ganan más con unos chipirones... No es por imagen.

-Han evolucionado las recetas que se preparan con ellos. ¿Qué le parece?

-Soy de comerlos crudos, si acaso con un hervor, por eso me encantan los que hacen en Bañugues. La hueva que se compra envasa es muy práctica y va bien para hacer un revuelto, una tortilla o una salsa. En las sidrerías la manera de tratar al producto no ha cambiado, aunque ahora en muchas te los dan ya abiertos.

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-Como presidente, ¿cuál es su objetivo en la cofradía?

-Que la tradición no se pierda.

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