«El afán de superación me lo inculcó mi madre»

Él era uno de aquellos dos niños que trasteaban por la cocina del restaurante familiar en el que pasaban muchas horas, donde comían «congrio con guisantes, bacalao o escalope a la milanesa preparados con el corazón». El pequeño Uz observó a los comensales y se empapó de las historias y anécdotas que le contaban antes de empezar a interesarse por lo que su madre guisaba en la cocina. Cuando los fogones le empezaron a llamar la atención, estudió en la Escuela de Hostelería de Oviedo, se formó «con los mejores» en el País Vasco y «recorrí la geografía española buscando el ingrediente especial que poner en mis creaciones». Con el paso de los años y la perspectiva que ofrece el tiempo, ya abierto su restaurante Arbidel, en Ribadesella, y volviendo a comer esos guisos de siempre, «caí en la cuenta que lo que había buscado tantos años lo había tenido delante siempre: la imaginación es el ingrediente que la protagonista de esta historia, la protagonista de mi historia, llevaba años poniendo a sus platos. Ahora es en lo primero que pienso al hacer cualquier plato», reconoció el chef, también al frente de la sidrería gastronómica Lena, en Villaviciosa.

Jaime Uz agradeció su premio a EL COMERCIO y su suplemento Yantar, «líder del sector de la promoción gastronómica de Asturias», calificó.