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Cinta de 110 minutos dirigida por Valie Export y Peter Weibel en 1977 y que se proyectará en el FICX. E. C.
Una pionera con mayúsculas

Una pionera con mayúsculas

El Antiguo Instituto descubre a través de una instalación y una retrospectiva de su cine la figura de Valie Export, una creadora imprescindible del arte feminista

M. F. Antuña

Gijón

Sábado, 11 de noviembre 2017, 14:35

Hoy está presente en todos los ámbitos. Pero la perspectiva de género era allá por los felices sesenta algo aún por inventar, una rareza, un atrevimiento que se recibía con hostilidad, rechazo, con miedo. Pero VALIE EXPORT (así, con mayúsculas escribe ella su seudónimo artístico), no le temió a nada, y empezó a hablar de sexo, de identidad, del cuerpo de la mujer como modo de expresión cuando aún nadie o casi nadie lo hacía, y le echó valor y convirtió el arte en un arma feminista. No dudó en provocar con fotografías, con instalaciones, con dibujos, con vídeos y con cine.

Ella, nacida Waltraud Lehner en la localidad austriaca de Linz en 1940 y convertida en Höllinger después de su boda, rechazó los apellidos de su padre y su marido para crear un apelativo artístico sacado de una marca de cigarrillos, con el que se convirtió en una auténtica referencia para un sinfín de creadoras que llegaron después. Y a ella le dedica el Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) una retrospectiva con una serie de proyecciones de su trabajo y también una exposición en el Centro de Cultura Antiguo Instituto. Se trata de una instalación que tiene tras de sí casi veinte años de historia. «La instalación consta de cincuenta monitores con bucles de agujas móviles de máquinas de coser», detalla Brigitta Burger-Utzer, comisaría del ciclo programado en el FICX, desde Viena, la ciudad en la que Valie Export ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria. «El título de la instalación es ‘La melodía de cuerdas ininterrumpida / única’ y se concibió en 1998. Inmediatamente el espectador descubre que esta instalación es una declaración sobre el trabajo de las mujeres en tiempos de globalización, especialmente el de las mujeres de la industria textil, exhaustas y explotadas brutalmente», explica. El espectador solo tiene que entrar en la habitación, mirar y escuchar el sonido de las máquinas.

La instalación dice mucho sobre quién es esta mujer de 77 años que viajará a Gijón para ser partícipe del homenaje que le rinde el FICX, que llegará poco después de que en su ciudad natal se abra un centro con su nombre dedicado a la investigación internacional sobre medios de comunicación y arte. No es fácil resumir quién ha sido y es. Pero Briggita Burger-Utzer encuentra algunas palabras para hacerlo: «Está considerada una de las artistas más importantes e influyentes por su capacidad para combinar obras multimedia y teoría con un enfoque feminista», introduce la comisaria, que explica cómo en el año 1967 eligió su seudónimo para distanciarse simbólicamente de la identidad y el papel que se le asignaba como artista femenina que trabaja en una sociedad dominada por hombres. «Las formas que empleó para expresar sus ideas van desde dibujos, escultura y fotografía conceptual hasta instalaciones y performances», resume.

Imagen principal - Una pionera con mayúsculas
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Ha creado un mundo singular esta artista austriaca, que es también guionista y profesora de universidad, y que de educarse en un convento pasó a la Escuela de Artes y Oficios de Linz, donde comenzó a fraguarse la mujer comprometida que buscaba llevar sus reflexiones un paso más allá, que quería romper los esquemas patriarcales para adherirse a los postulados feministas.

«Las imágenes en movimiento en película y vídeo desempeñan un papel central en su trabajo, y las imágenes y la forma en que se presentan en los medios fueron sus temas desde el principio. Su interés en la estructura, la tecnología y el efecto de las imágenes en movimiento se yuxtaponen con el cuerpo humano como parte de una existencia dividida entre la realidad y la representación», explica Brigitta Burger-Utzer.

Valie Export se presentó a sí misma como un objeto sensual, consideraba ese el lenguaje apropiado para lo que quería expresar, denunciar, rechazar. Por eso ha protagonizado imágenes que ya son icónicas, como las que se desprenden de la acción ‘Aktionshose: Genitalpanik’ (que se traduciría algo así como pantalones en acción: pánico genital), en 1969. Valie se presentó en un cine de Múnich con el pelo encrespado, una metralleta y unos pantalones rotos que dejaban ver su sexo. Buscaba denunciar la imagen pasiva de la mujer en el cine. Fue esta una de las denominadas performances de guerrilla. Aspiraba a romper con la tradición, provocar a una sociedad austriaca muy conservadora, no solo con sus performances, también con el cine expandido, aquel que no halla en la narración su razón de ser, del que también es pionera. «En mis obras siempre traté de reflejar los tres niveles que existen en la realidad, la que está delante de la cámara, la que recoge la cámara y la que se reproduce», ha explicado en alguna ocasión la artista.

Su arte es conceptual, está plagado de significados, de mensajes sociopolíticos y todos ellos vinculados con el papel de la mujer en el arte y el mundo. Relata Brigitta Burger-Utzer, que en el año 1989 escribió lo siguiente haciendo balance sobre el activismo feminista: «Si incluso las fuerzas patológicas como el odio a sí misma, la baja autoestima, la identificación con el sufrimiento y la sumisión se interpretan como tales, estos momentos de verdad en la historia de la mujer son tan ciertos que muchas mujeres preferirían no arañar demasiado

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